Es cierto que hay veces que no hay razones de peso para poder fundar una nueva hermandad. Es cierto que se deja entrever un resurgimiento del sentimiento cofrade (ya sea de malos o buenos cofrades) en esta nuestra ciudad, pero no olvidemos que también hay hermandades que no llegan ni a los 300 hermanos, y en cortejo no sobrepasan los 100. Es cierto que hay Cristos y Vírgenes con mucha devoción en Córdoba, pero también que la devoción no basta para subir el número de hermanos. Entonces ¿es este supuesto auge una farsa?
No tiene porqué. Conozco, y me duele, cuando amigos míos, y no tan amigos, caen en la costumbre de criticar estas nuevas ideas, que en un futuro, y si es para bien de la Iglesia, van a ser Cofradías. Me hace gracia cuando alegan razones como la típica de que se unan a otras hermandades más necesitadas de capital humano. Pero… ¿acaso vamos a obligar a estos cofrades a tener devoción a nuestros Cristos? La devoción, como el amor, no se elige, no podemos obligar a una persona a que le tenga cariño a TU Cristo a tu Virgen. Las hermandades al fin y al cabo, y olvidando su verdaderos e históricos fines, se basan en grupos de cristianos que se unen para rendir culto a una determinada imagen. Estos nacían del sentimiento de devoción que transmitían tales efigies, y que antes se veía bien y ahora se critican cuando estos se salen de los límites del centro de la ciudad.
Por propia experiencia, me han criticado y han puesto hasta fecha, a la ilusión que muchos amigos, conocidos, o simples feligreses tenemos por recuperar una parte de la historia cofrade de esta ciudad (ver Nueva Asociación Sacramental en la Compañía). Cofrade, que no penitencial pues el carácter de nuestro proyecto es puramente sacramental, y así se determinó, pues cada uno de los integrantes ya es miembro de SU cofradía penitencial. No bastándoles diciendo que no tendrá futuro, arremeten diciendo que es importar una idea de Sevilla a nuestra supuestamente “cordobesa” ciudad. Lo que muchos de ellos olvidan, es que esa hermandad ya existía, que las procesiones de impedidos no sólo es cosa de hermandades sacramentales, sino que TODAS las Parroquias hacían la suya siempre que fuera necesario sacar al Santísimo de los límites que marcan los muros del templo. Tuvieran o no éstas Parroquias hermandades sacramentales.
Visto desde fuera de mi ámbito de conocimiento, y a tenor de que voy a hablar de temas que se escapan de mi zona de cultura y entendimiento, no puedo sino defender a aquellas futuras hermandades que se están creando por los barrios periféricos. ¿Acaso no son dignos los de las iglesias y barrios de la Fuensanta, Cañero, Consolación, Electromecánicas, Higuerón, Merced Diputación o Fátima de tener su propia hermandad? (Pido perdón si se me olvida alguna) ¿Acaso son menos cofrades o menos cordobeses?
Pues a los que los critican les recuerdo que hermandades de Córdoba antiguas de siglos de historia hay pocas, siendo la mayoría fundadas o refundadas en el siglo XX y sobre todo en su segunda mitad. No sólo no lo critico, sino que admiro el valor y sacrifico que supone empezar de cero, porque como diría Francis Segura Márquez, pregonero de la Semana Santa de Sevilla del año 2013, todas empezaron con las “cosillas” prestadas, y no por ello son menos dignas, pues cada una hace lo que puede con lo que dispone o tiene. Y no es juzgar una idea, es juzgar el sentimiento y la devoción de cordobeses como nosotros. Porque la devoción no se reduce a las antiguas parroquias del centro, todas son parroquias, con o sin retablo, con 400 siglos o con 20 años, y en todas encontramos al mismo Cristo pero en diferente sagrario. Y si no mire hermandades como la Cena, El Perdón, Santa Faz, etc., hermandades de no más de 35 años, y que han conseguido una devoción, una identidad y un patrimonio envidiable, y que, como en el caso de la Cena han podido llevar la Semana Santa a barrios fuera de esa zona de confort que llamamos centro ciudad.
Antonio Maya Velázquez