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martes, 8 de septiembre de 2015

De trama simple: Laicismo y tradiciones




La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados.

Groucho Marx



He sentido gran satisfacción, al ver que por fin el pueblo de Córdoba empieza a dejar atrás su letargo y comienza a reaccionar y reivindicar como suyas determinadas tradiciones que con el lema de la aconfesionalidad de las administraciones o del laicismo de las instituciones, se están cebando con algo tan primordial para Córdoba como es S. Rafael, la Fuensanta o nuestras cofradías, por no hablar de los intereses hacia la S.I.C, mezquita de Córdoba, que con una medida campaña propagandística está siendo objeto de deseo por parte de alguna administración. 

Nuestra mezquita catedral, se está convirtiendo en uno de los monumentos más visitados de España y está generando beneficios económicos. Al igual que ocurriera con la Alhambra de Granada y otros monumentos, la administración pública en nombre del pueblo no puede dejar escapar tan suculento reclamo monetario, así que no nos dejemos engañar con la  superflua polémica de la titularidad de la misma, pues el trasfondo de todo no es otra cosa que la continua necesidad de administrar  y gestionar el poder y el dinero que esta genera.

El cuadro de S. Rafael del consistorio municipal, salvó su retirada definitiva gracias a la campaña de redes sociales, no así la retirada para su restauración, que casualidades de la vida durará casi lo que la legislatura, 4 años y es que quien hace la ley hace la trampa.

Parece que aunque las ideas de los gobernantes de nuestro consistorio no están muy definidas,  basta leer el diario para darnos cuenta que su rumbo es incierto vistos los continuos cambios de opinión en diferentes materias como urbanismo por poner un ejemplo,  la voluntad de alguno de sus dirigentes está claramente definida, con guiños continuos hacia nuevas tendencias de "progreso" con el único fin de contentar a algunos votantes aunque  para ello se tenga que estar cuestionando ciertas tradiciones y entrando en confrontación con el sentimiento de un numeroso grupo de ciudadanos.

Tras la salida procesional de Nuestra  Señora de la Fuensanta, quedó demostrado que los cofrades no somos unos invasores de calles que se dedican a ensuciarlas derramando cera, sino más bien un colectivo humano importante en la sociedad cordobesa, que trabaja para cuidar y mantener sus tradiciones y enriquecer el patrimonio cultural y religioso de nuestra capital. Por tanto, siento satisfacción por la respuesta de los cordobeses y de sus cofradías  y  sólo espero se les tenga en cuenta con el respeto que considero nos merecemos los cofrades, sin más ni menos privilegios que los que merezca cualquier otro colectivo importante de la sociedad cordobesa.

Manuel Orozco













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