¿Hasta dónde vamos a llegar? Esa es la pregunta que me hago tras pasar el fin de semana de Todos los Santos. Me lo pregunto porque ha cambiado tanto... Recuerdo que en mi infancia, era la fiesta donde estrenábamos el abrigo de la nueva temporada, ese que nos poníamos los domingos para ir a misa y almorzar en casa de los abuelos, y por supuesto, en las ocasiones especiales. Ahora, lo que se estrenan son disfraces de brujas, dráculas o muertos vivientes (los más normalitos).
En estas fechas se comían gachas, huesos de santo y las riquísimas migas. Se visitaban los cementerios con flores para nuestros difuntos. Ahora, los que se suponen que son herederos de nuestra cultura, se van de botellón o incluso hacen cabalgatas, como ha pasado en San Fernando, haciendo que una Hermandad de la localidad, suspendiera su rosario, para no mezclarse con tal esperpento.
¿Hasta dónde vamos a llegar? Hacemos nuestro todo lo extranjero. Todo lo que no huela a España y nosotros sin hacer nada, bueno sí, hay hermandades que intentan subirse a este carro, que no nos pertenece, y organizar una fiesta de Halloween, a pesar de ser todo lo contrario a lo que defendemos.
¿Hasta dónde vamos a llegar? Si hasta personas que en su día fueron máximos dirigentes de hermandades con solera, se presentan en los templos con sus niños disfrazados... ¿Hasta dónde vamos a llegar? Me acuesto sin respuesta, a ver si alguno me la da.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Con desgana, Episodio II
