Para entender la exposición que se celebra durante toda la Cuaresma en el nuevo Centro Parroquial de la Trinidad, hay que entrar con un libro de poesía de Pablo García Baena en la mano. Jueves Santo, Arca de Lágrimas o Quinta Angustia serían los tres poemas idóneos para entender aquella Semana Santa que muchos, por razones de edad, no hemos vivido y que, como metida en un fanal de cristal, pervive en esos poemas, en esta exposición.
Cabría haber leído también las Notas Cordobesas de Ricardo de Montis para conocer algo tan nuestro, tan autóctono, tan bonito y tan cordobés como es el montaje de los altares domésticos en la Semana Santa de nuestra ciudad.
Rafael Mariscal (no pudo tener otro nombre) conoce bien la historia, la idiosincrasia, el devenir de esa ciudad olvidada y que muchos hemos aprendido por boca de los poemas, de Cantueso, de Jesús Cabrera, Liébana, de Mercedes Valverde… Esa Córdoba soñada de virgencitas en los zaguanes, de colchas de damasco, de manteles de hilo, de cinerarias moradas, de pestiños con miel, de saetas roncas y copita de Machaco. Qué lejos de las mamarrachadas ombligistas y recargadas que vemos a lo largo del año sobre los presbiterios de nuestras iglesias...
Entrar en esta exposición es entrar en el túnel del tiempo y ver pegadas en las empolvadas imágenes las oraciones, en forma de elegante roña, de aquellos cordobeses que nos precedieron y que, de verdad, lucharon por que no se apagase la elegantísima tradición que hoy podemos disfrutar gracias a la Parroquia de la Trinidad. ¡Qué lujo de pregonero este año!
Rafael Cuevas
