Suspira el querubín porque en el cielo de las hermandades hay rebelión de cofrades enfadados y se les pone la cara como nubes negras cargadas de truenos cuando suenan los fliscornios de otra banda en la lejanía aljarafeña o más cerca y al oeste de un barrio tan fernandino y tan moreno que cuando sale el sol se incendia.
Suspiros alados por esos cultos a medio gas donde están los miembros de la junta y poco más y esperando a los tambores los devotos se ponen en la puerta pero no entran. Y casi ni se escucha la misa dentro porque los que predican van de traje de gala y no de termo negro o azul.
Suspira el Ángel porque sabe que hay recorridos que recuerdan a los años ochenta cuando había agrupaciones detrás de los palios y ahora algunas hermandades vintage suspiran por verse pasar por comisarías como las que salen en Cuéntame y no cuentan el porqué han cambiado el recorrido.
Joaquín de Sierra i Fabra