Blas J. Muñoz. Una vez la Cuaresma nos atrapa en su vorágine de altares y cultos, de actos y de recuerdos; cada día encontramos un buen puñado de razones para salir a la calle y dilucidar que la ciudad alberga una vitalidad espiritual que se halla por encima de cualquier contingencia que no deja de ser una especie de anecdotario de lo verdaderamente relevante.
Así, el pasado domingo nos dispusimos ante una jornada que bien podría definir y dar el pulso de nuestras cofradías, a través de algunas de las Imágenes que estuvieron expuestas en sus respectivos Besapiés. Como era el caso del Señor del Buen Suceso que, en San Andrés festejaba el aniversario de su Santísima Madre.
Cerca de San Andrés, la remozada capilla de la antigua Iglesia-Hospital de Jesús Nazareno recibía el gozo de su historia en la estampa mística que forma el Nazareno que, en un mes, volverá a tomar los pasos de su Cruz hacia el primer templo de la diócesis. En un reencuentro con su propia historia que se proyectó en San Lorenzo, donde la jornada remataba Juan más que intensa semana de actos y cultos al Señor del Calvario, con la celebración de un concierto o la presentación de su cartel.
En Capuchinos, el Señor de la Humildad aguardaba a sus devotos con la túnica berenjena y la mano permanentemente extendida, para culminar un recorrido espiritual de la ciudad a través de cuatro Besapiés.
Fotos Jesús Caparrós
