Blas J. Muñoz. Año de 1779. Nuestra Señora de los Dolores
recibe en ofrenda una peana que viene a engrandecer su ajuar y a
enaltecer a una Imagen que va a ser faro y guía de las devociones
cordobesas. El siglo languidece en busca de la centuria decimonónica y
el brillo que alcanza la determinación servita va engrandeciendo su
leyenda. Año 2016, la conclusión de la restauración de dicha peana
devuelve a la corporación de San Jacinto su aroma de siglos para
regresar al tiempo que forma parte de los anales de nuestra propia
historia.
La restauración ha sido llevada a cabo en dos fases. Ambas
llevadas a cabo por la empresa, especializada en restauración, Regespa,
como resultado del convenio de colaboración firmado entre la Fundación
Cajasol y la corporación de San Jacinto.
Así pues, la labor que se llevaba a cabo en la primera
consistía en la restauración total del medallón central, toda vez que se
ha realizado la limpieza del dorado de dicho frontal. La siguiente y
definitiva fase de la mencionada restauración se ha desarrollado una vez
transcurrían las procesiones extraordinarias que la Señora presidía en
mayo del pasado año (con motivo del 50 Aniversario de su coronación
canónica) y en junio, a tenor de su participación en la Magna Mariana.
Segunda fase de la restauración
La segunda fase de dicho proceso restaurador también ha
sido llevada a cabo por Regespa y la misma ha consistido en la
recuperación del color de los medallones laterales y trasero, limpieza y
dorado restante de la peana y reposición de las piezas dañadas o
desaparecidas.
Foto: Hermandad de los Dolores