Blas J. Muñoz. Durante todos los días de la semana
asistimos en redes sociales a un sencillo, pero hermoso gesto de los
cofrades, recordando que esa jornada es la de su hermandad. "Un Jueves
más, un Jueves menos para verte" -señalan, por ejemplo-. Y sea la época
del año que sea, siempre nos hacen vibrar, durante los segundos que
dura la contemplación de la fotografía, con recuerdos y sensaciones.
Sin embargo, la mirada de este Lunes no era cualquier cosa.
Pentecostés y la Virgen del Rocío suponían el anuncio de la venida del
Espíritu Santo, el Paráclito que consuela y llena de otra sabiduría a los
elegidos. Una certeza de la Fe que se revela en gestos sencillos para el
pueblo que se deleita ante la Santísima Virgen en una multitudinaria
procesión en una pequeña aldea.
He ahí lo grandioso. Un pequeño rincón del mundo donde se
produce cada año una manifestación de fe tan poderosa. Lo reflejaba
Carlos Lara en su cuenta en una red social: "Hoy no es un Lunes más
¡Viva la Virgen del Rocío!" La frase habla por sí misma y la fotografía
atestigua el verdadero milagro de la Fe que, a través de la Virgen es
capaz de movilizar a cientos de miles de personas.