'Después de la tempestad, llega la calma' reza el dicho que buenamente se puede relacionar con la Romería del Rocío de este 2016. Cuando la primera hermandad (Córdoba, concretamente) se puso en marcha hacia la aldea almonteña nadie se esperaba la dureza y la rareza con la que se iba a desarrollar el camino, si bien el importante riesgo de precipitaciones se encontraba en la mente de todos los romeros dispuestos a emprender esta peregrinación. De tal forma, las múltiples corporaciones han sufrido, en primera persona, los caprichos de un temporal que ha causado inundaciones en los trayectos, alteraciones en los recorridos, así como incomodidades en el peregrinaje de los romeros; un cúmulo de adversidades que han dado como consecuencia la romería más afanosa que nuestros mayores recuerdan, lo cual ha venido a resaltar el sacrificio y la penitencia que supone este ferviente acontecimiento.
Y es que la fe mueve montañas, y traslada a miles de almas deseosas de rogar una plegaria a la Virgen del Rocío, a la Blanca Paloma, Quien ha recibido un caluroso afecto por parte de los allí congregados, pese a los contratiempos ocasionados, además de por parte de los que se hallan en la distancia. Éste que suscribe, por desdicha más que por fortuna, no cuenta con ese sentimiento rociero que impulsa los latidos del corazón, que hace que se derrite la mirada al verla frente a frente; sin embargo, cabe apuntar que, aunque en la advocación de Nuestra Señora del Rocío, estamos ante la Madre de Dios, lo cual provoca igualmente un fervor hacia Ella, si bien no tan amplio como el de todos aquellos peregrinos que atrás han dejado sus ocupaciones diarias con el fin de postrarse ante la Santísima Virgen.
Se da la curiosidad de que las diversas hermandades se presentaron ante el santuario devocional ya sin lluvia y con los primeros azules en el cielo acompañados de unos tímidos rayos de sol, los cuales irían en aumento: el reflejo de la pureza de la Virgen del Rocío. La particular forma de la Guardiana de las Marismas de recibir a los centenares de personas que han vivido un camino insólito, especial, que quedará grabado en su memoria... El esfuerzo ha tenido su recompensa.
Antonio Botella