Blas J. Muñoz. Ha pasado ya un año desde que Nuestra Señora del Carmen Coronada desafiara, como casi siempre, los rigores de la época estival para encaminarse hacia la Catedral. No se trataba de la tradicional procesión del 16 de julio; por contra, aquella calurosa tarde de junio estaba predispuesta a dejarnos momento imborrables en el tiempo.
El pretérito Convento de San José redobló su espíritu carmelita, mientras la Virgen del Carmen coronaba la tarde de junio. Las banderitas se ajaban al sol de la cuesta y Rafael Muñoz comenzó a dar las órdenes precisas. El capataz, como casi siempre, optó por la sutileza del trabajo medido que no encuentra en el protagonismo su justificación.
A falta de unos días para rememorar tan señalada fecha, la Emperatriz cordobesa expuesta en Besamanos aguarda bellísima en su hogar carmelita recibiendo el cariño de la Córdoba callada que espera impaciente acompañarla en su caminar. Por eso, nuestro compañero Antonio Poyato ha acudido a su presencia para dejar testimonio de ello a través de esta excelente crónica gráfica.
Fotos Antonio Poyato
El pretérito Convento de San José redobló su espíritu carmelita, mientras la Virgen del Carmen coronaba la tarde de junio. Las banderitas se ajaban al sol de la cuesta y Rafael Muñoz comenzó a dar las órdenes precisas. El capataz, como casi siempre, optó por la sutileza del trabajo medido que no encuentra en el protagonismo su justificación.
A falta de unos días para rememorar tan señalada fecha, la Emperatriz cordobesa expuesta en Besamanos aguarda bellísima en su hogar carmelita recibiendo el cariño de la Córdoba callada que espera impaciente acompañarla en su caminar. Por eso, nuestro compañero Antonio Poyato ha acudido a su presencia para dejar testimonio de ello a través de esta excelente crónica gráfica.
Fotos Antonio Poyato