¿Qué secretos atesora el pasado, Señor? ¿Qué desconocidos
recovecos tiene la historia de nuestros predecesores?…Cuentan que mi abuelo
ejercía de cordobés de diario, de sombrero de ala ancha y alma estoica. En una
época en que lo cofrade se alejaba de las costumbres del pueblo llano, una hermandad con aroma de más abajo del Guadalquivir nació en
las entrañas de la Colegiata
de S Hipólito. Y el más cordobés de todos los cordobeses fue a llamar a la
puerta de la más sevillana de las cofradías de la ciudad…
Vistió sólo una vez la túnica nazarena y desconozco el germen de sus devociones. Pero en ocasiones, cierro los ojos y le imagino
descubriéndose al cruzar el cancel de la entrada de tu Gloria, para buscar tu
cruz y orar calladamente. Y le supongo meditando las miserias de este mundo, el
mismo que le arrebató lo que más amaba, haciendo brillar su mirada en la
soledad de sus atardeceres y que despreció, condenó y dio sacrificio al
mismísimo Dios hecho Hombre; el que llena de dolores el corazón de la Reina … Y le sueño cuestionando las razones que arrebatan la sonrisa de los hombres, y hallando
respuesta en Ti, en tu Verbo y en tu Resurrección, porque tu Muerte carece de
sentido sin ella y del mismo modo que nos esperas crucificado cada
primavera, nos aguardas en el Cielo, a la diestra de Dios Padre, con aquellos
que embarcaron con tu orilla por destino. Y por eso, como el más fuerte de los
hombres, renació de sus cenizas, para aprender a cuidar el jardín que el
destino quiso hacer florecer a la vera de sus desvelos…y la Fe que te profesaba le acompañó en el último suspiro para tener una buena muerte, dulce y en paz.
Señor, déjame sentir la fuerza infinita que destila tu presencia, para poder parecerme aunque sea por un instante al que sólo dobló ante Ti su rodilla… al que se levantó mil veces… al que luchó por su ver crecer su semilla poderosa y la enseñó a caminar…
Señor, déjame sentir la fuerza infinita que destila tu presencia, para poder parecerme aunque sea por un instante al que sólo dobló ante Ti su rodilla… al que se levantó mil veces… al que luchó por su ver crecer su semilla poderosa y la enseñó a caminar…
Llora Córdoba tu
Muerte
Silencio en la Madrugada
Eternidad penitente
Inmensidad estrellada
Rachear de zapatillas
palpitar en los
costales
lágrimas en las
mejillas
en tu altar todos
iguales.
Quiero limpiar tus
heridas
con el lienzo de mi
alma
desclavar tu mano
amiga
rescatarte de la
carga.
San Hipólito enmudece
avanza la cruz de
guía
la fe del pueblo
florece
y la calle es
cofradía
Y tres golpes de
martillo
convocando corazones
sólo se escucha el
sonido
de las nubes de
oraciones
que en la noche hacen
camino.
Guillermo Rodríguez
9 de enero de 2013
1:25
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Un grupo de jóvenes
profesionales, mayoritariamente médicos y abogados de la alta sociedad
cordobesa funda esta hermandad en el año 1943, conformando su primer cabildo de
oficiales. En el año 1944 se aprueban sus
primeros estatutos por el obispo Pérez Muñoz. Los
primeros esfuerzos se centraron en conseguir los enseres imprescindibles y en
la incorporación de la talla del Crucificado, que se
encargó a uno de los imagineros más reconocidos de la época, el sevillano
Antonio Castillo Lastrucci, quien también realizaría más tarde la imagen de
Nuestra Señora Reina de los Mártires.
En la madrugada del Viernes
Santo de 1946 la hermandad realiza su primera estación de penitencia, sólo con
el paso de Cristo, obra también del propio Lastrucci, inaugurando así una nueva
jornada cofrade en la
Semana Santa de Córdoba. En el
año 1951 se produce la primera salida del paso de palio de la Reina de los Mártires, una
verdadera maravilla artística en muy poco tiempo concluida, y que combinaba lo
mejor del genio creador de dos de los artistas más prestigiosos del arte
cofrade contemporáneo, el orfebre Jesús Domínguez y la bordadora Esperanza
Elena Caro. A lo largo de los años cincuenta la cofradía es una de las de vida
más pujante, favorecida por el semillero de las Congregaciones Marianas, del
que se nutrieron sus filas hasta entrados los ochenta.
Aunque
siempre se asocia a esta hermandad con la madrugada del Viernes Santo, alteró
su día de salida en los años 1961 y 1962, debido a las modificaciones del
itinerario oficial, trasladado a la
Judería y el patio de los Naranjos de la Santa Iglesia
Catedral. En ambas ocasiones pasó a ser la primera hermandad de la tarde del
Viernes Santo, saliendo de la
Colegiata a las seis y media de la tarde y entrando en el
palco de horas a las ocho y media. En el año 1963 suspendió su salida por la
lluvia y en 1964 vuelve a la madrugada penitencial. En el año 1973 salió en la
tarde-noche del Jueves Santo entrando en carrera oficial en penúltimo lugar,
aunque la experiencia no debió ser positiva, ya que al año siguiente volvió a
entrar en carrera oficial en la madrugada, aunque saliendo de su templo a las
once de la noche.
Reseña histórica: http://www.hermandadesdecordoba.es/vista-hermandad.php?idHerman=32