Los once tronos participantes en la procesión se colocaron ante el templo mientras una voz iba contando los detalles de sus misterios.
Pasadas las nueve de la noche llegaban a la Plaza de Santa María, junto a la Catedral, los primeros pasos que participan en “El Retablos de nuestra fe”. Miles de personas llenan esta plaza donde, una vez que llegaron todos los pasos se realizó una proyección audiovisual y se celebró una eucaristía ante la imagen de la Patrona de la ciudad.
A las cinco de la tarde comenzaron a salir desde su templos los primeros pasos procesionales que conforman “El Retablo de nuestra Fe”, en concreto la Borriquilla, Despojado y Santa Cena. A partir de esa hora, fueron poniéndose en la calle todos los cortejos, que contaron con el arropo del público en todo momento. Algunos puntos del recorrido de los mismos contaron con una verdadera muchedumbre de público, lo que demuestra el éxito de esta convocatoria.
Una vez reunidos todos los pasos en la Plaza de la Constitución y ya en completo silencio -las bandas de música se marcharon cuando llegaron a la Plaza San Francisco para dejar a las imágenes procesionar en un mayor recogimiento- el cortejo se encaminó hacia la Plaza Santa María, donde llegó el momento más importante de 'El retablo de nuestra Fe'. Uno a uno, los tronos -algunos de los cuales procesionaron ayer por primera vez con la iluminación de la luna y las estrellas como el caso del trono de la Borriquilla y el Resucitado, que habitualmente lo hacen de día en Semana Santa- fueron haciendo acto de presencia ante la Catedral precedidos Nuestra Señora de las Angustias, de la cofradía de la Buena Muerte. Fue la única imagen mariana que participó en la magna procesión, elegida porque «es la primera seguidora de Cristo y lo acompaña en toda su misión: desde el nacimiento hasta su pasión, muerte y resurrección». La imagen procesionó sobre su tradicional trono de Semana Santa adornado para esta ocasión con lisianthus blanca y rosas blancas. De forma extraordinaria, los anderos que la portaron no vistieron la túnica nazarena, sino que llevaron un traje oscuro, camisa blanca, corbata negra y guantes blancos (tal como lo hicieran desde el año 1981 hasta 1990). De igual forma vistió el resto del cortejo que acompañó a la Señora, alumbrando con cirios rojos.
Precisamente fue ella la primera en desfilar ante la Catedral mientras una voz femenina contaba el misterio de la concepción de Cristo y el anuncio a la Virgen María por parte del arcángel Gabriel. La imagen, ante el numeroso público congregado en la plaza y los alrededores que desafió a las altas temperaturas de un sábado caluroso, atravesó la plaza y se colocó a un lado. Después, fue la encargada de contar los detalles de los siguientes misterios que representan los tronos que ayer participaron en la catequesis pública en la ciudad de Jaén.
Ante la atenta mirada de los jienenses y también de los viajeros que llegaron desde otras provincias y comunidades autónomas, el primer trono en entrar a la plaza fue Jesús de la Salud (de la cofradía de la Borriquilla), a los que siguieron Jesús en su Santa Cena (de la hermandad de la Santa Cena), Jesús Orando en el Huerto (cofradía de la Vera Cruz), el Cristo del Amor (de la hermandad del Perdón), Jesús de la Piedad en su sagrada presentación al Pueblo (de la hermandad de la Piedad y la Estrella), Jesús de la Caída (de la cofradía de la Clemencia), Jesús Despojado de sus Vestiduras (de la cofradía de la Amargura), Cristo de la Humildad (cofradía Humildad y Silencio), Cristo Yacente (de la hermandad de la Soledad) y, por último, Jesús Resucitado (de la cofradía del Resucitado). Mientras cada uno de ellos realizaba su recorrido por la plaza y se colocaba en su sitio, la Virgen de las Angustias contaba los detalles de cada imagen, basándose en los evangelios. Coincidiendo con los últimos movimientos de los costaleros, se escuchaba el sonido de unas fanfarrias de trombones desde los balcones de la Catedral. Además, también cada vez que un paso llegaba a su destino, otra voz - esta vez masculina- hablaba sobre diversos aspectos del cristianismo como el protagonismo de Jesuscristo, el acercamiento a la Iglesia y a Cristo o el estilo de la vida cristina. Así hasta once tronos, desde la Virgen de las Angustias hasta Jesús Resucitado, ocupando la zona paralelamente al templo.
La plaza Santa María era todo bullicio. Gente de todas las edades se congregó para asistir a este evento, que una vez se hubo disipado la luz del día, pudo verse también a través de dos pantallas colocadas a los lados del templo. Además, también con la llegada de la noche se iluminó la Catedral, que iba cambiado de color.
Audiovisual
Fue entonces, una vez que los once pasos estuvieron colocados ante la Catedral y la narración finalizó, cuando dio comienzo la segunda parte de 'El retablo de nuestra Fe', con algo de retraso sobre la hora prevista. Consistió en la proyección de un vídeo sobre la fachada de la Catedral. En el audiovisual se pudo observar un recorrido de los 2.000 años de la historia del cristianismo, desde los primeros misioneros, representados por San Eufrasio, hasta los próximos beatos ejemplificados en el obispo Manuel Basulto.
Por último, ya con la noche totalmente cerrada, comenzó 'El Sacramento de nuestra Fe', es decir, la celebración de la eucaristía, presidida por el obispo de la Diócesis, Ramón del Hoyo López. El altar, en el que estaban situadas la patrona de la ciudad, la Virgen de la Capilla, la copatrona, Santa Catalina de Alejandría y el Santo Rostro, había sido previamente colocado ante la puerta principal del templo matriz de la Diócesis de Jaén.
Un vez finalizada la eucaristía, las hermandades aún no habían acabado con este acto único en la capital de Jaén, ya que todavía tenían que regresar a sus templos. Para hacerlo, los tronos se dispusieron en dos cortejos. El de la zona norte enfiló la calle Maestra dispuesto a regresar a sus templos y casas de hermandad. Mientras, las cofradías de los barrios del sur se marcharon en dirección a la calle Almenas. Estaba previsto que los tronos regresaran a sus iglesias entre las 1.30 y las 3 de la madrugada, acompañadas por los fieles que estuvieron a su lado desde por la tarde, cuando el sol aún estaba en el cielo. Este vez sí, las imágenes pudieron lucirse en las calles de la capital sin temor a la lluvia, mientras que devotos, jienenses y turistas también se deleitaron con este acto único que se celebró por primera vez en la capital jienense con motivo del Año de la Fe. Por su parte, ya por la noche los costaleros portaron los tronos con temperaturas mucho más frescas y agradables que las que tuvieron que soportar en la subida hacia la Catedral.
Recordatorios