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sábado, 21 de septiembre de 2013

La otra lectura del Vía-Crucis Magno de Córdoba

Mucho se ha escrito ya sobre el Vía-Crucis Magno cordobés, por lo que no caeré en la redundancia de relatar los acompañamientos musicales, lugares de interés, el recorrido oficial o los retrasos en los itinerarios de vuelta. Sí quiero puntualizar un aspecto con respecto a lo último; bien es cierto que la organización no fue todo lo adecuada que debería, pero hay que tener en cuenta algo tan obvio como decisivo en estos retrasos: la ciudad estaba colapsada de gente. Me resulta difícil pensar que alguna ciudad no se resintiera de un atasco de multitudes como este. Le doy un notable a la organización, tenían una tarea complicadísima que solventaron bien.

Me gustaría escribir sobre las consecuencias que espero que tenga la celebración de dicho acto. Suelo observar cómo los cofrades en general, sin mirar su lugar de origen, centran su atención en la Semana Santa de Sevilla y todo lo que tiene que ver con ella (imaginería, bandas, pasos de misterio, bordados…) y no se interesan en absoluto por conocer otras formas de entender la Pasión de Cristo. Que no se tome esto como un ataque a dicha Semana Santa, a la que admiro. Lo que quiero pensar es que los cofrades que se han acercado a Córdoba sin conocer su Semana Santa han caído en la cuenta de que hay muchísimas joyas dignas de ser descubiertas en más lugares que la capital andaluza.


Espero que este acontecimiento que, en mi humilde opinión, ha sido el más importante de los últimos años en la Andalucía Cofrade (y quizá también de la no cofrade), no quede en la magnificencia y riqueza de los pasos de misterio que se pudieron contemplar, cada uno con su estilo (en eso también está la variedad y la riqueza) o en la belleza del paso de palio de la Reina de los Mártires, o en los espectaculares acompañamientos musicales que pudieron disfrutarse, de bandas de la propia ciudad califal y de otras que vinieron de fuera. Hay que ir más allá. Cada ciudad guarda como un tesoro su Semana Santa y merece la pena conocer esas maravillas. La Semana Santa cordobesa y sus Cofradías son una muy buena muestra de ello, pero hay muchas otras más que siguen en un segundo plano… Y como se comprobó en la jornada histórica del 14 de septiembre de 2013, las Hermandades de muchísimos lugares son perfectos retablos que dan fe de la Pasión de Cristo, y como tal, dignos de nuestra atención. Lo mismo ocurre con las bandas: podemos encontrar formaciones musicales maravillosas en muchísimos lugares distintos, no hay por qué siempre fijarnos en las mismas. Los cofrades en general deben dejar atrás sus habituales “orejeras” y conocer para luego reconocer la riqueza que podemos encontrar fácilmente en toda nuestra geografía. Un poco de variedad ha de suponer un soplo de aire fresco al mundo de las cofradías en general. Esa es una de las lecturas que debe dejarnos el Vía-Crucis Magno de Córdoba.





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