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viernes, 29 de noviembre de 2013

Verde Esperanza: Sin rumbo en la música cofrade

Hoy quiero tocar un tema relacionado con el mundo de la música cofrade, que abordaré desde la perspectiva de mis propios gustos. Por ello, quiero dejar claro que reconozco mi escasa –más bien nula- formación musical: no soy ni pretendo ser un entendido de la música cofrade, ni siquiera he estado en ninguna banda. Del mismo modo, les comento que sólo pretendo expresar mi opinión musical, respetando los demás gustos musicales. Al fin y al cabo, y como he señalado en alguna otra ocasión, el terreno de la música cofrade es accesorio y secundario con respecto a lo verdaderamente importante de la Semana Santa.

En cuanto al tema que nos ocupa, me voy a centrar en la música para Cristo: Agrupación Musical y Cornetas y Tambores (especialmente este último). El estilo de banda de música de los últimos tiempos, a mi parecer, ha supuesto un salto de calidad con respecto a lo que había. Marchas como Mi Amargura (y todas las de Ferrer), Hosanna in Excelsis, Al Compás la Cera Llora, Madrugá Macarena, han supuesto, a mi parecer, un soplo de aire fresco en el estilo de composición de palio que corría el riesgo de estancarse en composiciones diseñadas para palios de los denominados “de bulla” olvidando la enorme poesía que encierra un paso de palio y el valor del recogimiento que este puede llegar a causar con otro tipo de marchas.  


En contraposición, el estilo de Cornetas y Tambores y el de Agrupación musical (en general) ha sufrido una explosión en sentido positivo en cuanto a la cantidad y una explosión en sentido negativo en cuanto a la calidad. Para empezar, las bandas de Cornetas y Tambores cada vez tienen más tipos de instrumentos, por lo que las cornetas pierden protagonismo a pasos agigantados. Lo mismo ocurre en las Agrupaciones: hay una heterogeneidad enorme de instrumentos. Se está creando una especie de estilo nuevo en el que se mezclan las características de ambos estilos de música cofrade de Cristo. Lo que supone, según mi parecer, una menor riqueza musical.

Con respecto a las nuevas composiciones, he oído muchas veces que las imágenes sagradas deben tener unción sagrada, ¿ustedes no? Entiendo que una imagen tiene unción sagrada cuando posee unas características que te hacen ver que estás frente a una divinidad, algo que permite al hombre terrenal comunicarse con lo divino. Del mismo modo, las marchas tienen una especie de unción (no comparable a la anterior) que las convierte en más, menos adecuadas o directamente inadecuadas para interpretarse tras un paso de misterio. Muchas formaciones musicales llevan años componiendo por componer, sin sentido alguno. Olvidan que su misión principal es precisamente la señalada anteriormente: interpretar marchas detrás del Señor. Y no me refiero solamente a aquellas composiciones que podamos tildar de aflamencadas –que también- sino a muchas que más parecen bandas sonoras de películas que marchas procesionales dedicadas a algún titular. No voy a poner ejemplos para no ser justo de citar a algunas bandas y a otras no, sólo escuchen alguna de las novedades musicales de las bandas “punteras” (yo no las considero así).

Repito, es la humilde opinión de alguien que no entiende de música. Sólo digo que los compositores, las bandas, también las Hermandades (que piden esas marchas para ser interpretadas tras sus titulares) tengan presente siempre el objetivo que todos tenemos en común: Jesús. Si perdemos eso de vista nos alejamos de lo importante, podemos componer magníficas piezas musicales, diseñadas en laboratorios para que sean perfectas, pero no cumplen su función principal: darle color musical a La Pasión de Cristo.


José Barea








Recordatorio Verde Esperanza





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