menu

LO ÚLTIMO

 

sábado, 7 de diciembre de 2013

Entre lo Divino y lo humano: Panem et Circenses

En una semana donde se ha inaugurado la nueva iluminación y acondicionamiento del Templo Romano de la calle Claudio Marcelo, me viene a la cabeza esta histórica expresión latina “panem et circenses” (pan y circo), una práctica de gobierno utilizada por los emperadores romanos cuyo fin era mantener al pueblo tranquilo y contento u ocultar hechos relevantes en la sociedad, dando al pueblo pan o alimentos de baja calidad y juegos de circo para mantenerlos entretenidos y distraídos de cualquier cosa que acaeciera en el antiguo Imperio Romano.

Trasladando esta práctica romana al mundo cofrade, con todos los paralelismos que podamos crear, me doy cuenta que en los últimos años abunda esta práctica entre nosotros, entre el pueblo cofrade cordobés, aunque no queramos darnos cuenta.

En la ciudad del filósofo, político, orador y escritor romano Lucio Anneo Séneca, la antigua Colonia Patricia Corduba, en la actualidad nuestra ciudad de Córdoba, vemos como en el mundo cofrade a veces nos trasladamos a esta época, donde los dirigentes sacian el hambre y la sed del pueblo cofrade a base de “panem et circenses” (pan y circo).

Es muy habitual ver cómo la gran masa de público cofrade se mueve en Semana Santa, bolsa de pipas en mano, hacia los rincones más estrechos de nuestra ciudad, para ver las dificultades del caminar de nuestros pasos, o llenan grandes espacios para ver “cómo lo bailan” al son de una corneta o caja china que suena más a bulería que a música cofrade, o se convierten por un día en “novios de la muerte” donde prefieren ver lo que hay detrás a lo que realmente importa, como aguantan horas en pie para ocupar un sitio en el Compás de San Francisco o en la Cuesta del Bailío y peleando con cualquiera que llegue y se ponga por delante.


Si lo trasladamos fuera de la Cuaresma y Semana Santa, en tiempo de glorias o de extraordinarias, podemos ver hechos como lo ocurrido el pasado domingo con Ntro. Padre Jesús Rescatado, como ya comentara una de nuestros compañeros de Gente de Paz en su excelente artículo de esta semana, daba pena mirar hacia fuera y ver aceras vacías, una soledad que a buen seguro no hubiera sido lo mismo si detrás del Señor, en lugar de la ilusión de sus hermanos en forma de música, hubiera estado un banderín y unos trajes de gala de alguna de las bandas más punteras de Andalucía, y un andar desconocido del Señor de Córdoba.

A veces tengo la sensación que todo este público cofrade que se agolpa en todas estas ocasiones anteriormente enumeradas no son las mismas personas que visitan un Viernes de Dolores a la Señora de Córdoba, y tampoco son los que acuden con unas flores cortadas para entregárselas a Jesús Rescatado en Padres de Gracia, así como estoy seguro que no son de los que la única música que escuchan en la Magrugá es la de los flecos de bellota del palio de la Reina de los Mártires.

Esta sociedad está hambrienta de pan y circo, dominada por las modas televisivas, viven su hermandad como si de un “gran hermano” o “sálvame” se tratara, donde unas elecciones a hermano mayor se convierten en unos comicios del estado de Texas, donde abundan los corrillos, el chismorreo, y el comprar votos a cambio de una vara o martillo. Donde si están unos los otros no van a echar una mano ni a trabajar para el engrandecimiento de su hermandad y sus titulares.

Ya hice referencia en mi anterior artículo a la unidad de los hermanos en torno a la fe que profesamos hacia nuestros titulares, algo que en muy pocas ocasiones se manifiesta ya que, como he dicho anteriormente, la sociedad cofrade está hambrienta de pan y circo, y los dirigentes y mandatarios se esfuerzan en que no nos falte, aunque en ello se vayan miles y miles de euros restando partida a esa labor social y caridad tan necesaria en estos años difíciles para todos, que se ve mermada ante la necesidad de seguir alimentando nuestra condición de cofrades a base de pan y circo.

Tan solo espero que los pocos cofrades que quedan en cada hermandad que no responden a estas características, sean los que en un futuro no muy lejano nos hagan ver esta realidad y devuelvan la cordura al pueblo cofrade. Sé que es un trabajo difícil, pero también sé que estos mismos trabajan día a día por conseguirlo.

Paco Afán













Hoy en GdP


Buscar en Gente de Paz




WWW Gente de Paz