El Santo Cristo de la Universidad, Córdoba |
Juan Manuel Miñarro López nació en Sevilla. Es escultor y restaurador, siendo discípulo de Francisco Buiza. Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, alcanzando el grado de doctor.
Es profesor en la actualidad de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, siendo nombrado posteriormente catedrático en la especialidad de escultura. Es un verdadero estudioso de la Sábana Santa, habiendo realizado diversas imágenes para cofradías de la Semana Santa de distintos lugares de la geografía española.
Sus trabajos, tanto los de nueva planta, como las restauraciones que lleva a cabo le han hecho merecedor de ser una referencia clara en el mundo de la imaginería procesional. Una de sus imágeneres, Nuestro Padre Jesús de la Humildad, titular de la hermandad del Cerro del Águila, podría presidir en poco tiempo el tercero de los paso de esta hermandad que abre la jornada del Martes Santo.
Estuvimos con este insigne imaginero que habló sobre distintos temas relacionado con las cofradías, sus trabajos y estado actual de la imaginería procesional.
– ¿Cómo ve el estado actual de la imaginería procesional?
– Pues no me gusta generalizar, porque hay de todo. Pero precisamente creo que no se caracteriza porque estemos viviendo o siendo testigos de una etapa de gran brillantez. Dentro de una mediocre generalidad, desde luego existen las excepciones, pero son las que vienen a confirman la regla.
– ¿Sigue siendo Sevilla la referencia de la imaginería procesional?
– En el sentido de mercado si. No hay duda que Sevilla sigue siendo lugar o foco de referencia, desde luego no solo por la imaginaria, sino por todas las demás actividades que la complementan. Pero ojo, desde hace unos años están surgiendo otros focos en Andalucía que pueden llegar a rivalizar, de hecho ya están rivalizando y además con una calidad extraordinaria, y me refiero concretamente al terreno de la escultura.
– ¿Consideras una buena dualidad el ser restaurador e imaginero?
– Es una dualidad indudablemente buena, además desde el punto de vista de la práctica artística, es absolutamente lógica. Pues el acercamiento a la restauración se produce desde el mismo momento en el que conviven una formación especifica, de cierto nivel, con el profundo conocimiento de los oficios artísticos. Así lo entiendo porque creo que la buena praxis de la pintura o de la escultura, requiere unos profundos conocimientos de los procedimientos y de los materiales, sus propiedades mecánicas, físicas y químicas. No olvidemos que son los soportes físicos responsables del hecho artístico y en buena parte responsables de su transmisión al futuro. Por lo tanto, el devenir de la obra de arte depende de que el artista los elija y los trate con sabiduría, pues una mala praxis dará como resultado inestabilidad y considerables problemas de estructura. Luego, como consecuencia de todo ello, creo que la conservación y la restauración deben ser sujeto primero de preocupación para el creador, que debe ser el más interesado de los mortales en que su obra le sobreviva y sea respetada.
– ¿Un imaginero puede ser un buen restaurador?
– Depende del imaginero… bueno me gusta mas la palabra escultor. Y en este aspecto la variabilidad que se puede dar es también muy importante. Pues los habrá con formación sólo a nivel de estudios básicos; con formación solo a nivel de taller; o con formación académica, a nivel superior, a nivel medio; con formación mixta; y hasta los habrá que han tenido la mala fortuna de ser autodidactas, que no hay nada mas triste que ser huérfano de maestros. Luego como ve, tampoco le puedo generalizar. Ahora bien, pienso que se les debe exigir una formación especifica, aunque ésta tampoco garantice unos buenos resultados prácticos, pero por lo menos tenemos algo por donde empezar. Yo cada vez que he podido influir en mis alumnos mas cualificados, les he aconsejado que hicieran las dos especialidades cuando existían. Y algunos así lo hicieron, cursando escultura y restauración. Ya que para mi desde luego es las mejor garantía curricular; la perfecta para una buena praxis en un tema sin duda delicado como restaurar. En resumen como respuesta a su pregunta le diré, que efectivamente un buen imaginero o un buen escultor, recibiendo la formación adecuada, no tengo ninguna duda de que puede llegar as ser el mejor de los restauradores. Sin embargo, también le digo, que un restaurador en la inmensa mayoría de los casos, es imposible convertirlo en un gran imaginero o escultor, …y eso si que me preocupa. Claro está también habrá excepciones que confirmen la regla.
– ¿Entonces los estudios de bellas artes actuales garantizan una formación con nivel suficiente de excelencia en el campo de la escultura y la restauración?
– Lamentablemente no. Y esto me pesa enormemente decirlo tan claro y tan rotundo. Y lo digo con la experiencia de haber impartido ya tres años de los nuevos Grados de Bellas Artes y de Restauración (según Bolonia) y tras 33 años de experiencia docente en los Planes de Estudios anteriores. Por ello es tan rotunda mi afirmación, considero que con los Planes de Estudios actuales, no vamos hacia ninguna parte. El invento de Bolonia, no garantiza ni una adecuada formación en escultura, ni una adecuada formación en restauración. Cuando existía la licenciatura, cualquier alumno que estudiara restauración, antes recibía tres años de formación general de Bellas Artes, en las materias puntales de las Artes Plásticas, y superado el ciclo cursaban dos años mas de estudios de especialización, recibiendo docencia atreves de asignaturas anuales, que tenían el doble de créditos presenciales que existen en la actualidad. Ahora las asignaturas tienen menos de la mitad de los créditos y además son cuatrimestrales. Como comprenderá el nivel de competencia no puede ser el mismo. Es imposible, no hay tiempo para instruir lo suficiente. Antes un restaurador, al menos, tenia la posibilidad de conseguir un adecuado nivel de competencias en los dos campos. Lo mismo le digo respecto al área de escultura, de diseño o de pintura. Hoy damos información, si quizás más que antes, pero sin tiempo para instruir; lo uno sin lo otro no sirve para nada. La información se vuelve obsoleta la instrucción no, pues es una semilla que germina y crece.
– ¿La proliferación de imagineros puede hacer daño a la profesión?
– Por supuesto. Si empezaran por formarse como escultores antes que pensar en iconos tal vez las cosas cambiarían. Luego esta claro que todo lo que veo no me convence. Y por supuesto el prestigio de la escultura y de su especialidad de la imaginería, esté en peligro. No por la cantidad de producción generada por la proliferación de imagineros, sino por la cualificación personal de los practicantes. Mi maestro decía que la ignorancia es muy atrevida.
– ¿Qué opinas de IAPH?
– Bueno pues no tengo mala opinión general del centro como tal, aunque si le digo abiertamente que no me ha parecido bien todo lo que he visto como resultados de la actividad que desarrollan; algo por otro lado quizás normal. Y al hilo del pensamiento ya manifestado en otras respuestas, le digo algo que ya he comentado: la excelencia, la competencia y la calidad no la da el edificio ni las instalaciones ni el organismo al que pertenezcan. El prestigio de cualquier centro o institución, depende del prestigio profesional de quien lo componen, y de las conquistas personales de la actividad individual de cada uno; esto es una realidad, como pasa en la sanidad y otros ámbitos. Por lo tanto y si algunas Hermandades de Sevilla, para ser concretos, buscan a profesionales fuera del Instituto, tal vez haya que preguntarse por que lo hacen. ¿No es verdad?
– ¿Crees que las hermandades ya se están concienciando del mantenimiento integral de sus titulares?
– Por supuesto, el momento metodológico de la conservación y la restauración pasa por la necesidad de un reconocimiento general, ya muy extendido en todos los ámbitos, que la obra de arte, a parte de su vertiente artística, histórica y devocional, tiene la vertiente física que es la base inapelable de su existencia. Por lo tanto hay que preservarla, y si presenta deterioros restaurarla. No me cabe duda que en este terreno, las hermandades han asumido la responsabilidad que les corresponde.
– ¿Qué trabajos tienes en su taller en esta cuaresma?
– Estamos ya en el bloque final de periodo 2013-2014, terminando las ultimas piezas que están en restauración; y en escultura, las imágenes de tres Cristos...dos crucificados, uno para Málaga y otro para Zaragoza; un atado a la columna y un romano para Valencia; y un nuevo monumento a Juan Pablo II, también para Valencia
– ¿Va a exponer en esta cuaresma?
– Si en Málaga el sábado día 22 de febrero inauguramos una exposición individual en la que presentaremos la Imagen de Jesús Nazareno de advocación Pasión y Misericordia para Vélez Málaga y algunos modelos también de Cristos. Tendrá lugar, en un establecimiento ya de bastante prestigio en la Málaga cultural y cofrade llamado Puerta Oscura, regentado por Miguel Ángel Blanco.
– ¿Cuál es tu sueño a nivel profesional con las cofradías de Sevilla?
– Con las cofradías de Sevilla puede que me queden sueños indefinidos, y por lo tanto abstractos, pero tengo uno muy concreto que tal vez se pueda imaginar antes de mi respuesta. Me refiero al sueño de ver hacer estación de penitencia al Nazareno de la Humildad del Cerro de Águila. Lógico, ¿no?
Nuestro Padre Jesús de la Humildad, titular de la hermandad del Cerro del Águila |
Recordatorio El escultor onubense Juan Manuel Parra impacta al mundo cofrade por el realismo de sus imágenes