Estas fotos están dedicadas a mi banda de las Tres Caídas de Triana, a la gente de del Martillo, del costal y la faja y a los que cada Madrugá cuando ven pasar al Cristo de las Tres Caídas, sueñan despiertos.
Miguel Ángel Badía Álvarez
Extraordinario reportaje de nuestro colaborador Miguel Ángel Badía Álvarez del Besamanos celebrado en honor del Santísimo de las Tres Caídas el pasado Miércoles de Ceniza.
El Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Sevilla es una escultura procesional perteneciente a la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento y de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista de Sevilla, conocida popularmente como Hermandad de la Esperanza de Triana.
Esta imagen del Cristo de las Tres Caídas de la Hermandad de Triana está atribuida por Bermejo desde el año 1882 al insigne escultor Marcos Cabrera. Dicha atribución no ha sido documentada, por lo que se ha mantenido en el tiempo con ciertas dudas; y no solo por la falta de acreditación que lo justifique, sino también por los distintos retoques y restauraciones a que ha sido sometida la talla, dificultando así la investigación. Su autoría puede fecharse hacia el año 1595. Las figuras del Misterio son todas obra de Antonio Castillo Lastrucci, quien las realizó entre los años 1938 y 1942.
Se trata de una escultura realizada en madera y policromada, realizada de candelero para vestir, de 1,14 metros de alto. Representa a Cristo con la cruz a cuestas camino del monte Calvario, en el momento de su tercera caída, haciendo alusión a la narración de los evangelios.
Con la pesada cruz sobre el hombro izquierdo y tratando de aguantarla con la mano de ese lado, aparece en el instante de caer a tierra con la mano derecha apoyada sobre una pequeña roca del camino.
Entre las distintas restauraciones y modificaciones a que ha sido sometida esta imagen, una de ellas fue debida a Manuel Gutiérrez Reyes Cano a finales del siglo XIX, cuando en 1894 le cambió el primitivo pelo natural por una cabellera hecha de pasta de madera.
Posteriormente, en 1983, Luis Álvarez Duarte le modificó levemente el pelo y le construyó un cuerpo nuevo, debido al mal estado del anterior candelero.
En el año 1418, y en la parroquia de Santa Ana de Sevilla, se funda la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, según se cree, por el gremio de los ceramistas. Esta cofradía se fusionó más tarde, en 1542, con la de San Juan Evangelista, compuesta por pescadores. Existe documentación por la que se sabe que ya en 1565 la Cofradía tenía su sede en el Hospital del Espíritu Santo de esta ciudad.
A finales del siglo XVI, en el año 1595, se funda en Triana otra corporación a instancias de gente del mar cuyos cofrades, que se reunían en el convento de Monjas Mínimas, pretendieron salir en Viernes Santo con cruces y túnicas bajo la advocación de las Tres Caídas de Cristo. En 1608, tras pedir la correspondiente autorización encontraron la fuerte oposición de la Cofradía de la Santa Cruz de Jerusalén y de la Exaltación, por lo que optaron por desistir y modificar túnicas y estandarte, y acabó por fusionarse con la de la Esperanza. Así, en 1616 redactaron nuevas Reglas, estableciendo estación de penitencia en Viernes Santo, aunque con el tiempo pasó al Jueves Santo.
En 1676 obtiene capilla en el convento, y un año después el ensamblador Manuel Rodríguez contrataba un retablo para alojar sus imágenes titulares. La Cofradía siguó con la comunidad hasta 1735, año en que un grupo de cofrades plantea dejar la comunidad y pasar a la parroquia de Santa Ana, aún a costa de poder perder la imagen del Cristo, que era propiedad del convento. Realizado el traslado, en 1755, y a consecuencia del terremoto de Lisboa dejan también este templo y toman sede en la capilla de la Encarnación, volviendo posteriormente al convento del Espíritu Santo, donde la Hermandad quedó alojada hasta la extinción del cenobio.
Con gran empeño logró construir una capilla en un solar adquirido en la antigua calle Larga, hoy calle Pureza, en unas obras realizadas entre 1759 y 1815.
Estandarte corporativo de la Hermandad, en la procesión del Corpus de Triana de 2013.
El Consejo de Castilla aprobó en 1785 sus nuevas Reglas, por las que volvió a hacer estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo, algo que ya no hacía desde cuarenta años atrás. Fijada su sede en su capilla, continuó procesionando hasta 1868, cuando la revolución se apropió del inmueble y lo vendió. Pasó a la iglesia de San Jacinto, donde estuvo sin realizar estación de penitencia durante algunos años, hasta 1889. En el año 1894 inició a salir en la madrugada del Viernes Santo, con nuevas andas en el paso del Cristo, en estilo barroco.
A principios del siglo XX sustituyen las túnicas blancas y capirote negro por túnicas moradas y antifaz negro; sin embargo en 1926 y 1928 se adoptan las túnicas que llevan hasta la actualidad. Al año siguiente Castillo Lastrucci restauró la talla de la Virgen, realizando también por esos años las figuras secundarias del paso de Misterio.
En 1959 se inician obras en la capilla de la calle Pureza, que concluyen en 1963, propiciando el regreso de la Hermandad a ella casi un siglo después; y unos años más tarde, en 1971, tomó el carácter de Sacramental al fusionarse con la de la parroquial de Santa Ana.
El día 1 de junio de 1984 se corona canónicamente su imagen titular, la popular Esperanza de Triana.
Entre 2010 y 2011 se acomete una profunda remodelación de su templo, abriéndose nuevos espacios al culto.
La Hermandad de la Esperanza de Triana procesiona con dos pasos que aparecen presididos por sus imágenes titulares: el Santísimo Cristo de las Tres Caídas y, bajo palio, Nuestra Señora de la Esperanza.
En el paso de Misterio, además del Santísimo Cristo de las Tres Caídas aparecen otras figuras secundarias, talladas por Antonio Castillo Lastrucci, y a las que hace referencia el pasaje evangélico. Así, aparece Simón de Cirene que ayuda a llevar el peso de la cruz; una mujer con un niño en brazos y otro a su lado, que contemplan la escena a su paso; y un centurión romano a caballo, que señala el camino a seguir hasta el Calvario, en una acertada composición en aspa que facilita la visión de un conjunto de escenificación barroca de gran plasticidad.
Además de estos personajes, para el paso de Misterio Castillo Lastrucci llegó a realizar otros que en la actualidad no procesionan: un esclavo etíope, María Magdalena junto a otra mujer, dos judíos que increpan y maltratan a Cristo, y un soldado que tira de él con una soga.
La Hermandad realiza su salida procesional haciendo estación de penitencia hasta la Santa Iglesia Catedral y la parroquia de Santa Ana, en la madrugada del Viernes Santo de la Semana Santa sevillana.
Es una de las procesiones que gozan de más popularidad en toda Sevilla, aunque muy particularmente en su barrio de Triana, a cuya Parroquia de Santa Ana hacía su Estación de Penitencia hasta 1845, año en que, cruzando entonces el puente de barcas, comenzó a realizar se estación a la Santa Iglesia Catedral.
Durante su recorrido todos los hermanos llevan sobre el antifaz el escudo de la Hermandad y portan calcetines y guantes blancos y calzado negro.
De los muchos momentos especiales en el procesionar de esta hermandad había uno ya desaparecido de enorme emoción que surgía al pasar por delante de la vieja cárcel del Pópulo, Entonces a los presos se les permitía asomarse a las rejas para contemplar a las Imágenes, que giradas frente a ellos, recibían las saetas que éstos les cantaban.
Tiene su sede en la capilla de los Marineros, situada en la calle Pureza, dentro del casco histórico del barrio de Triana. Cuenta con una historia algo compleja. En 1418 se funda en la iglesia de Santa Ana la antigua Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, por el gremio de los ceramistas. Algo más de un siglo después, en 1542, ésta se fusiona con la de San Juan Bautista, que pertenecía al gremio de los pescadores; y posteriormente, en el año 1608, con la de las Tres Caídas, formada por navegantes.
Algo más tarde, en el año 1681, la capilla de los Mareantes de la calle Pureza se propuso para ser la del Colegio Seminario, que recogería a los huérfanos de la gente del mar. Así, junto a la capilla el arquitecto Antonio Rodríguez proyectó una construcción que acogería a 150 colegiales; mas pronto se vio que esto sería insuficiente, por lo que se decidió levantar otro nuevo edificio de mayores dimensiones, conocido hoy como el palacio de San Telmo.
Más tarde, en 1759, se levantó aquí mismo una nueva capilla para aquella Hermandad, que permanecería en ella hasta su expulsión durante la invasión francesa, cuando se trasladaría sucesivamente a la iglesia de San Jacinto, a la de Santa Ana, al convento de los Remedios, y a la iglesia de la Encarnación.
En ese tiempo la capilla de los Marineros pasó por muchas vicisitudes, cambiando de uso frecuentemente, llegando a ser iglesia anglicana, teatro, almacén, e incluso cabaret.
En el año 1953 la Hermandad decide volver a su antigua capilla, que se volvería a rehacer según un proyecto de Aurelio Gómez Millán, desde 1958 a 1962, dando lugar a un pequeño templo de una sola nave donde no se llegó a realizar la cúpula prevista en planos, y con una capilla lateral en la epístola.
En el año 2010 es sometida a una profunda remodelación y ampliación todo el edificio, anexionando las fincas colindantes de la calle Pureza, en la que se reforma la Casa de Hermandad y se amplia el espacio destinado para el culto, abriéndose una segunda nave lateral en el evangelio, según proyecto de José Ramón Rodríguez Gautier
La fachada responde a los esquemas compositivos de la arquitectura local de la segunda mitad del siglo XVIII, y se centra en una portada con frontón roto y hornacina, rematándose con una espadaña realizada en 1965, de composición serliana, enmarcada entre jarrones de azucena.
Dispone de una nave central con dos pequeñas naves laterales. Para la cubierta de la nave central, en la reforma de 1958 se aprovechó el artesonado neomudéjar del desaparecido colegio jesuita de Villasís.
Tras el presbiterio se montó un espléndido retablo procedente de la iglesia del convento de la Merced de Osuna, que data de hacia 1775, fecha en la que se inauguró aquel templo. En el que se sitúa a Nuestra Señora de la Esperanza. En la nave de la Epístola se venera una imagen del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, una notable escultura en madera policromada realizada hacia el año 1700 que preside un retablo lateral.
En la nave del Evangelio se levanta la capilla del Santísimo Cristo de las Tres Caídas. En ella se da culto a la imagen del citado Cristo, titular de la Hermandad, que preside el retablo del Santísimo Cristo de las Tres Caídas. Dicho retablo es de nueva creación, una pieza neobarroca que fue bendecida el día 5 de octubre de 2012. A los pies de esta nave se dispone una antecapilla, en la que se sitúa un crucificado de tamaño natural.
Los retablos laterales, que antes de la reforma del 2010 se encontraban en la nave central a ambos lados del retablo mayor, pertenecieron al oratorio particular de don Luis Alarcón de la Lastra, de la calle San Vicente de Sevilla.