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viernes, 14 de marzo de 2014

Verde Esperanza: Las Hermandades, perfume de Cristo



Muchas veces he criticado a los llamados “cofrades de cuaresma”. Es decir, quienes sólo se acercan a la Hermandad en esta época litúrgica en la que nos encontramos. En esta ocasión me gustaría, sin caer en contradicción con aquello que tantas veces he reprobado, reflexionar en una línea que aportará una perspectiva distinta, probablemente (es mi intención) complementaria. Una reflexión que encierra una crítica.

Resulta indudable que en estas fechas un gran afluente de personas se acerca a la vida de Hermandad, ya sea para limpieza de enseres, fotografía, ensayos u otros actos. A simple vista, es muy tentador criticar a todo aquel que, por el simple motivo de aparentar, por afición, por falta de tiempo el resto del año… cualquier razón -justificada o no- no se acerca a la Iglesia ni a la Hermandad en todo el año.  Es cierto que a quienes disfrutamos de la bendita locura cofrade durante todo el año nos incomoda ver que aquel que no aparece durante todo el año quiere ponerse el primero de la fila en estas fechas. Soy el primero que lo he criticado y lo critico, que conste que no me arrepiento ni de un ápice de lo que he señalado en otras ocasiones. Pero hay que ir un paso más allá.


La reflexión que quiero compartir con nuestros lectores es en una dirección interior, una búsqueda en nosotros mismos. Tenemos que meditar sobre nuestra propia actuación hacia estos cofrades de cuaresma. Y es que, hemos de preguntarnos… ¿Qué hago yo para que esta persona cuando pase Semana Santa, “se quede” en la  Hermandad? Ahí está la clave de la cuestión. Siguiendo la línea del Papa Francisco I, quien tanto está influyendo en mi fe y que habla de que el cristianismo se propaga por atracción y no por proselitismo (convencer a otra persona de que se unan a una causa, en este caso el cristianismo), mi reflexión en voz alta me lleva a pensar que debemos demostrar la alegría que nos brinda el hecho de ser cofrade y hacer vida de Hermandad durante todo el año. No queda otra. No basta con quedarse en la comodidad de la crítica hacia aquello que no nos gusta, cosa que no está de más. Es necesario que nosotros aportemos nuestro granito de arena para atraer a los que sólo se autodenominan cofrades un corto periodo de tiempo anual.

Por ello os invito a que abramos las puertas de nuestra casa hermandad de par en par, no de forma literal (que también), sino en el sentido de que acojamos a todo aquel que se acerque a nuestros titulares de cualquier forma. Dejémosle entrar, que se contagien de la alegría que desborda nuestro ser gracias a las Cofradías, gracias a nuestros sagrados titulares, gracias a nuestros hermanos cofrades. Compartamos nuestra dicha. Sólo así tendremos una gran esperanza de que muchos de esos que sólo aparecen por allí en cuaresma y Semana Santa empiecen a dejarse caer con mayor asiduidad gracias al entusiasmo con el que afrontamos la vida los cofrades. ¿Quién no va a querer acercarse a algo que ayuda tanto a ser feliz? Se trata de que las Hermandades seamos verdadero perfume que atrae al pueblo a Cristo.

José Barea










Recordatorio Verde Esperanza






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