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lunes, 12 de mayo de 2014

Con nombre propio: Luis Álvarez Duarte


Uno de los artistas más prolíficos del último cuarto del siglo XX y principios del XXI es sin duda Luis Álvarez Duarte. Con obras repartidas por todas las provincias andaluzas, de su mano llegó la revolución a la imaginería, dotándola de una capacidad productiva y fructífera que, hasta ese momento, no había conocido dicha plenitud.

El Cristo de la Sed o la Virgen del Patrocino, en Sevilla; Soledad, Cristo de la Providencia o Rosario, en Córdoba; Jesús de las Penas o la Esperanza, en Cádiz; Jesús de Salud y Pasión o María Santísima del Rosario del Mar, en Almería; María Santísima de la O, Sagrada Lanzada o el conjunto Escultórico de la Coronación de Espinas, en Jerez; Gracia y Esperanza y Mayor Dolor, en Granada; Dolores y Victoria, en Huelva; Cristo de la Expiración o Cristo de la Buena Muerte, en Jaén y Linares; Paloma, Paz o Merced, en Málaga. Así como un sinfín de obras en sus respectivas provincias, amén de tallas repartidas por gran parte de la geografía española (Badajoz, Ciudad Real, Madrid, Murcia, Zamora, Albacete o Alicante) y fuera de nuestras fronteras (Argentina, Colombia, Cuba, Estados Unidos o Venezuela).

Un imaginero que ha hecho de su arte una vocación que trasciende localismos para llevar su forma de entender la Semana Santa hasta confines a los que antes, apenas habían llegado unos cuantos elegidos.

Biografía

Hijo de Severiano y Fernanda (de origen extremeño), Luis Álvarez Duarte nace en Sevilla el 22 de mayo de 1949. Además de la Imaginería, también destaca por su labor como escultor y restaurador.

Su vocación artística le viene desde muy temprana edad y, aunque en su formación hay numerosas connotaciones que lo definen como autodidacta, recibió enseñanzas de imagineros de la altura de Francisco Buiza, Sebastián Santos Rafael Barbero y Antonio Eslava. A su vez, asistió a clases en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla. En este contexto autoformativo destaca que, entre 1980 y 1984, realizara continuos viajes a Italia, que incluyeron una estancia en la Escuela de Restauración de Florencia,  entrando en contacto con diferentes obras del Renacimiento y el Barroco italianos. En esa etapa, Álvarez Duarte muestra un especial por la obra del artista napolitano Gian Lorenzo Bernini, si bien estudia también a otros de los grandes como Miguel Ángel.


Su primera gran obra es la Virgen de Guadalupe, para la Hermandad sevillana de las Aguas, que realiza cuando apenas cuenta con 15 años. Su primer trabajo cristífero va a ser el Cristo de la Sed, en 1970. Su consagración va a llegarle en seguida (abril de 1973), cuando entregó la nueva talla de la Virgen del Patrocinio a la Hermandad de El Cachorro, en sustitución de una imagen anterior que resultó totalmente destruida en un incendio. A partir de esos años, su labor productiva va a ser incesante y de un alto nivel de calidad.

También posee obra de carácter no religioso, destacando el monumento a la bailaora Pastora Imperio, a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, a fray Serafín Madrid, al torero Manolo Vázquez, Raphael; así como bustos a "Paquirri", Rocío Jurado, Juana Reina, Ruiz de Lopera, José Manuel Lara o Pepa Flores…


Ha recibido numerosas distinciones, entre las que destaca especialmente su nombramiento como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

Blas Jesús Muñoz





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