No han sentado nada bien las palabras del arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, en las que llamaba la atención a las hermandades por la falta de aportación de éstas a la diócesis. Ni en el fondo ni en la forma están de acuerdo las cofradías con las declaraciones del prelado en las que aludía que sólo el 8% de las hermandades aportaban una cantidad al fondo común diocesano. Así se ha puesto de manifiesto esta semana en el Consejo de Cofradías.
El propio hermano mayor de la Soledad de San Lorenzo, José Ramón Pineda Llorca, lanzó una propuesta en el pleno de penitencia para remitir una carta al prelado manifestándole el malestar con lo ocurrido. No obstante, al día siguiente, en la asamblea general de hermanos mayores, ni las glorias ni las sacramentales se adhirieron a esta propuesta. En dicha reunión se ausentaron numerosos hermanos mayores de penitencia, hecho que hizo que la votación no saliera para adelante. Por ello, todo quedó en una comunicación verbal al todavía delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria, para que éste lo trasladara a su vez a monseñor Asenjo.
La clave de toda esta polémica estriba en la estrategia de la Iglesia de que las hermandades hagan un ejercicio de transparencia contable como así lo hace la propia diócesis. Así lo han indicado a ABC de Sevilla fuentes del Palacio Arzobispal, que argumentan que el 92% de las hermandades de Sevilla capital y provincia ni siquiera le presentan las cuentas al Arzobispado. Desde el año 2002, la Archidiócesis hispalense es pionera a la hora de hacer públicas sus cuentas que, para más inri, con la Ley de Transparencia ahora es obligatorio, al ser una institución que recibe dinero público. Si la diócesis lo hace, ¿por qué no han de hacerlo las hermandades? Estas mismas fuentes indican que el prelado fue "muy claro" en sus declaraciones durante la presentación del balance económico de la Archidiócesis y que su intención, precisamente, era la de poner en evidencia la poca contribución de las cofradías a la Iglesia.
Desde el Arzobispado afirman que, encima, la cantidad que aportan cada vez es menor y que ha pasado de ser 62.000 euros en 2012 a 52.000 en 2013. Si ha sido claro el arzobispo despertando este tema y poniendo la pelota en el tejado de las cofradías, las propias hermandades tampoco se han quedado atrás a la hora de "completar" el balance presentado, ya que consideran que no refleja la realidad. Un ejemplo: en Santa Marta, si se suman todas las cantidades presentes en el informe de la Archidiócesis, la cifra es de 380 euros. Sin embargo, en la web de la hermandad vienen desglosadas las aportaciones que, en suma, superan los 15.000 euros, casi 2.000 más que en 2012.
En la Esperanza de Triana también afirman que su aportación real no se ve reflejada en el informe, ya que en el documento viene que aporta 3.400 euros y la realidad es que son casi 16.000.
Pero, ¿por qué en el informe no se contempla toda la contribución? Desde el Arzobispado afirman que "se terminó de contabilizar hace un mes" y que "puede que alguna pagaran más tarde".
¿Qué aportan las cofradías?
La lucha por la aportación al fondo común diocesano viene de antiguo. El Arzobispado no es inflexible con el asunto aunque sí que mantiene la obligatoriedad de su pago. Desde las cofradías se argumenta que Palacio con esta reclamación, no tiene en cuenta la aportación que realizan a la diócesis. Así, las que tienen que mantener un templo, no comprenden cómo, además, han de pagar un diezmo al Arzobispado. Otra materia que no contempla el informe económico de la Archidiócesis es el pago a los predicadores o la contribución a las parroquias. Desde las corporaciones se argumenta que no es sólo lo que se aporta sino lo que se deja de ingresar, ya que en ocasiones las colectas en los cultos de las cofradías van a parar al Arzobispado. Sin embargo, Palacio se defiende: "todas las entidades de la Iglesia pagan al fondo común diocesano".