La
realidad de nuestras Cofradías, lo que a día de hoy son de facto, está marcada
por las decisiones que en un momento dado de su historia adoptaron sus
respectivos órganos de gobierno. Hoy, en cambio, vamos a intentar pensar en lo
distinta que sería la realidad de algunas de nuestras Hermandades si algunos
proyectos no acometidos hubieran llegado a buen puerto. A través de cinco
ejemplos esbozamos, resumidamente, aquello que pudo ser pero que finalmente no
fue.
1. La Entrada Triunfal en San Pablo
Año 1977. Los Padres Salesianos comunican a la Hermandad de
la Entrada Triunfal a pocos días de Semana Santa que tiene que abandonar la
iglesia de María Auxiliadora. La Cofradía pasa entonces a la parroquia de San
Lorenzo quedando, tras un breve periodo de tiempo en que estuvo regida y
organizada por la propia Agrupación, como filial del Remedio de Animas. Pero no
fue Ánimas la única Hermandad interesada en hacerse cargo de la Entrada
Triunfal… La Expiración barajó seriamente la posibilidad de incorporar a
Nuestro Padre Jesús de los Reyes como Titular de la Hermandad. Finalmente no
fue así y ya en 1982 la Borriquita se constituyó como Hermandad propia. Hay
quien dice, con cierta retranca, que el matrimonio entre Ánimas y la Borriquita
no podía durar mucho ya que en la primera esperaban que la Entrada Triunfal en
Jerusalén se realizara con la imagen de Jesús sobre el esqueleto del pollino…
Tiene su guasa la cosa.
2. La Santa Faz en Cristo Rey
Daba sus primeros pasos la Hermandad de la Santa Faz,
establecida en la Trinidad, en los primeros años de la década de los 80 del
pasado siglo XX. San Juan y Todos los Santos vio nacer entre sus muros, desde
los años 70, hasta cuatro Hermandades: Salud, Santa Faz, Ecce-Homo (Estrella) y
Sagrada Cena. No obstante la Estrella decidió –con gran fortuna- hacerse y
crecer en torno a un barrio como la Huerta de la Reina y la Cena, años más
tarde, hizo lo propio en Poniente. Lo que no es por tantos conocido es que la
Cofradía del Nazareno de la Trinidad intentó –antes incluso de realizar su
primera Estación de Penitencia- establecer su sede canónica en Cristo Rey. La
idea de tener una Cofradía en la iglesia no debió entusiasmar a los sacerdotes
rectores en cuestión y ahí quedó todo.
3. El manto bordado del Desconsuelo
No ha muchos años un conocido hermano de la Cofradía del
Santo Sepulcro acudió al afamado diseñador Rafael de Rueda para que realizara
el proyecto de un manto de salida bordado para Nuestra Señora del Desconsuelo.
No obstante el fantástico diseño –costeado íntegramente, según me aseguran, por
el propio hermano- no fue finalmente acometido por la Hermandad de la Compañía.
¿El motivo? Quien escribe lo desconoce a pesar de haber hecho las indagaciones
oportunas. Esperemos que algún día tengamos la suerte de vérselo lucir a la Dolorosa
de Álvarez Duarte. Por pedir que no quede.
4. El Resucitado en Santa Marina... y la
Alegría en Santa Isabel
Existió en la Hermandad del Resucitado la idea de realizar
un paso de palio para Nuestra Señora de la Alegría de mayores dimensiones que
el actual (bastante reducido). Pero claro, tocar la puerta de un templo
fernandino gótico-románico pues como que no viene siendo posible. Solución
planteada: pues ni más ni menos que una que ya estaba inventada. La misma que
ponía en práctica la Hermandad de la Esperanza cada Domingo de Ramos cuando
también procesionaba desde Santa Marina. El paso del Señor realizaría su salida
desde la propia parroquia y el paso de palio haría lo mismo desde el convento
de Santa Isabel de los Ángeles (San Pancracio, ya ustedes saben…). La propuesta
llegó a ser planteada en Cabildo General de Hermanos siendo rechazada y
desatándose una gran polémica en el seno de la Cofradía que llega casi hasta
nuestros días.
5. El consiliario barman
Me
piden en este caso unos amigos de la Hermandad a la que se refiere esta
anécdota que no facilite los nombres de los protagonistas ni de la Cofradía en
cuestión. Así lo vamos a hacer para no privarles a ustedes, en definitiva, de
conocer esta graciosa historia, que es de lo que se trata. Y es que uno de los
antiguos hermanos mayores de la corporación a la que nos referimos, se encontró
paseando por la calle con la persona que actualmente ostenta dicho cargo en la
Cofradía. Después de los saludos de rigor y de preguntarse respectivamente por
las familias, el antiguo Hermano Mayor le expuso al actual su preocupación por
el deterioro que había detectado en la relación entre su Hermandad y los
sacerdotes de la iglesia. No obstante le planteó que, tras muchas vueltas que
le había dado al problema, había encontrado finalmente la solución al mismo:
“Fulano, tú razona conmigo. ¿Dónde se cuentan los amigos los problemas que
tienen? ¿Dónde hacemos todas las personas la mayoría de nuestras relaciones
sociales? ¡Pues en la barra de un bar! Así que para solucionar esta falta de
comunicación lo que debemos hacer es decirle al Consiliario de la Hermandad que
los fines de semana sea él quien ponga las copas y se las sirva al resto de los
Hermanos en la casa de Hermandad”. Les prometo que esto es cierto como la vida
misma. Afortunadamente el actual Hermano Mayor no tuvo en consideración la
propuesta. Y menos mal, porque me aseguran que, conociendo la falta de humor de
aquel Consiliario, lo mejor que le hubiera podido pasar a la Hermandad pasaba
por ser expulsada del templo donde tiene su sede. Eso previa excomunión de
todos los hermanos, claro.
Marcos Fernán Caballero
Recordatorio Candelabro de Cola