El paso estrenó unos faldones pintados sobre la tela con motivos ornamentales e iconografía vinculada a la Virgen, la hermandad y la ciudad
Las siete en punto de la tarde daba el reloj en la plaza de la Corredera. Este año no había temor a la lluvia, después de la desapacible mañana que dejó a la Virgen de la Merced sin su rosario de la Aurora por las calles, la tarde quedó despejada e incluso con bastante calor creando un ambiente muy apropiado para ver discurrir la hermandad de Nuestra Señora del Socorro coronada.
Puntualmente, la cruz de guía de la hermandad cruzó el dintel de la vieja ermita. Tras ella, un escueto cortejo de hermanos, quién diría que es una hermandad centenaria. Le seguían las representaciones de otras hermandades de gloria, representación de la Agrupación de Cofradías y Ayuntamiento, donde se pudo ver al alcalde de la ciudad.
Al fondo de la ermita se vislumbraba el dorado templete que cobija a la Virgen iluminado por los arbóreos y varios puntos de luz. En el centro, la Virgen del Socorro, la Reina de la Corredera. Quedaban minutos para que la popular imagen saliera a bendecir el barrio de San Pedro.
En la calle mucha expectación, cientos de fieles esperaban a la Virgen, algunos de ellos con la camiseta blanca y verde del Córdoba, que antes de dirigirse al estadio del Arcángel pasaron a ver a la Virgen del Socorro.
Poco a poco, la devota imagen abandonaba la ermita, la Virgen del Socorro lució con el terno blanco, el de la coronación, con toca dorada. Sobre su cabeza la corona canónica que certifica los siglos de devoción.
El paso fue exornado para la ocasión con un friso de clavel blanco y rosas blancas en las esquinas, además de jarras de nardos a ambos lados de la Virgen. Como novedad lució unos faldones pintados con dibujos ornamentales e iconografía vinculada a la Virgen, la hermandad y la ciudad.
Así, la Virgen del Socorro, acompañada musicalmente por la banda de música de Nuestra Señora de la Estrella, se fue adentrando por las principales calles del barrio de San Pedro. El templete quedaba recortado en el cielo azul dejando la clásica estampa de cada último domingo de septiembre.
Tras abandonar la plaza de San Pedro continuó su glorioso caminar por calles de siempre como Carlos Rubio, Juramento, Espartería y así hasta completar el recorrido que la llevó a la plaza de la Corredera, donde no estallaron cohetes como antaño, pero sí permanecía la misma emoción al verla cruzar la plaza.
La hermandad del Socorro finaliza de este modo los actos y cultos que en honor de la secular imagen ha venido realizando durante todo el mes de septiembre. Unos actos que se abrieron el 30 de agosto con el pregón de Francisco Alcalde, besamanos el 8 de septiembre, felicitación de Manolo Murillo el mismo día, triduo y fiesta de regla con el colofón de la procesión que cada año vuelve a devolvernos la belleza de la guapa Virgen del Socorro, la eterna Reina de la Corredera.