“Yo sé que me critican
me consta que me odian
la envidia les corroe
mi vida les agobia
¿Por qué será?
yo no tengo la culpa
mi circunstancia les insulta.
Me mantendré
firme en mis convicciones,
reportare mis posiciones"
No es muy ortodoxo comenzar con la letra de una canción de Alaska, pero creo que ahora mismo es lo que mejor define lo que comienza a ser el prometedor inicio de la Confianza.
Y es que tienen y tendrán muchas críticas y advenedizos que ya pondrían un paso en la calle, que ya preguntarían por el tipo de túnicas, que ya criticarían como es que “no se saben” unas fechas determinadas cual si fuesen enciclopedias andantes… (puede que si sepan pero no lo exterioricen en sobremanera), y todas esas cuestiones que trae consigo la novedad.
Bien es verdad que muchos se acercarán con el propósito firme y sincero de tender la mano sin ningún tipo de expectativa, tan solo colaborar e iniciar con ellos este camino primero de formación catequética, oír lo que de ellos se les requiera o de ver y palpar que el anhelo de casi toda su vida ya es real.
Pero… ¿cuantos están henchidos de soberbia al ver que no son ellos los elegidos, los requeridos y por ello se lanzan a una excesiva, desmedida y exaltada verborrea, que tras los primeros ardores se quiere olvidar y borrar… aunque las palabras no se las lleve el viento y queden atrapadas en las redes de la memoria de todos ?.
Dicen que “la ilusión despierta el empeño y solamente la paciencia lo termina”, así que aquel que espere ver “ipso facto” un paso debiera sentarse y apaciguar su prisa pues pasará largo tiempo hasta llegar a ese punto. No podemos dar marcha atrás en el tiempo, ni sería conveniente, pero sí se han podido poner en marcha de nuevo proyectos ahora renovados y dejemos que quien bien ande, bien acabe.
Y es que tienen y tendrán muchas críticas y advenedizos que ya pondrían un paso en la calle, que ya preguntarían por el tipo de túnicas, que ya criticarían como es que “no se saben” unas fechas determinadas cual si fuesen enciclopedias andantes… (puede que si sepan pero no lo exterioricen en sobremanera), y todas esas cuestiones que trae consigo la novedad.
Bien es verdad que muchos se acercarán con el propósito firme y sincero de tender la mano sin ningún tipo de expectativa, tan solo colaborar e iniciar con ellos este camino primero de formación catequética, oír lo que de ellos se les requiera o de ver y palpar que el anhelo de casi toda su vida ya es real.
Pero… ¿cuantos están henchidos de soberbia al ver que no son ellos los elegidos, los requeridos y por ello se lanzan a una excesiva, desmedida y exaltada verborrea, que tras los primeros ardores se quiere olvidar y borrar… aunque las palabras no se las lleve el viento y queden atrapadas en las redes de la memoria de todos ?.
Dicen que “la ilusión despierta el empeño y solamente la paciencia lo termina”, así que aquel que espere ver “ipso facto” un paso debiera sentarse y apaciguar su prisa pues pasará largo tiempo hasta llegar a ese punto. No podemos dar marcha atrás en el tiempo, ni sería conveniente, pero sí se han podido poner en marcha de nuevo proyectos ahora renovados y dejemos que quien bien ande, bien acabe.
Mercedes de Rueda