Antonio Rendón. La Hermandad de la Inmaculada, Pura y Limpia Coronada del Postigo del Aceite, está celebrando sus cultos anuales en el convento de la Encarnación, popularmente conocido como Santa Marta, por estar situado sobre los terrenos del antiguo hospital con ese mismo nombre. En este convento viven un grupo de monjas agustinas de clausura.
Para sufragar los gastos, la comunidad lleva más de treinta años vendiendo por el torno recortes de las obleas sin consagrar, que ellas mismas preparan en bolsitas, con gran éxito. Se pueden comprar en tabletas o recortes al precio de 1 euro.
Los cultos de esta Hermandad de Gloria de la Inmaculada, en esta ocasión, contaron con la predicación del sacerdote Francisco Román Castro, que es licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla y Doctor en derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y actualmente Presbítero, de la Real Parroquia de Santa María Magdalena de Sevilla.
Tras la eucaristía fueron bendecidas las medallas para los nuevos hermanos que fueron impuestas por el teniente hermano mayor Pedro Ordoñez Perlancia. La parte musical estuvo a cargo del coro de M.M Agustinas Concepcionista.
Fotos y texto Antonio Rendón Domínguez
