Blas Jesús Muñoz. Unos abanderan la bandera de la República, pero no la del ´31, sino la de la República francesa -o eso deberían hacer si, de verdad, quieren saber cómo funciona ese mito/leyenda urbana que es el estado laico-. No es que a uno le parezca mal. Ojo, la autogestión de las instituciones privadas está muy bien, en todos los sentidos y, ejemplos de ello existen (véase, Alemania). Si bien, en ambos casos hablamos de estados mucho más civilizados que el nuestro a nivel de cultura y tolerancia.
Tampoco resulta muy concebible, quizá, contradictorio y/o antitético, que quienes enarbolan o lo pretenden la bandera de la izquierda, entre sus promesas, se dispongan prohibiciones. A más de uno que reconocía, en su tiempo, ser experto en economía soviética le recuerdo que los soviets pronto dejaron de ser la izquierda y que, cuando presumían de ello su gurú se desmarcaba de ellos o, directamente, ni los consideraba.
Esto pasó de moda y la moda la impuso la primera edil de la ciudad. Más lideresa que una emperatriz. Y, ella, que de tonta no tiene un pelo, se dio cuenta de que los cofrades eran tontos útiles y se fue ganando su confianza hasta que alguien le entregó el bastón de mando de las cofradías, sin que ni siquiera hubiera hecho falta habérselo pedido.Y esos mismos pro-soviéticos (lo recuerdo una vez más) perdieron la memoria y los principios y aplaudieron lo que su ama mandaba. Cuando la dueña vendió el piso, el solar que quedó fue tan decadente que, ahora, prueban a ver si girando sobre sus pasos alguien los vota. Porque no olviden un detalle, en las últimas municipales les ganó Unión Cordobesa, aparte del PP. Y, después de tantos años de gobierno va a resultar que ir en representación a una cofradía va a ser el mal que los condenó. Espectacular el discurso.
Lo peor del asunto es que los cofrades somos tan tontos que con cuatro palabras bonitas nos enamoramos de la primera o el primero que pasa. Y, envueltos en la roja y gualda (la misma que a mí con su escudo no me representa), amamos tanto nuestra patria que se la entregamos al otro partido. Y lo defendemos con vehemencia y generalizamos con estupidez supina para meternos a todos en el mismo saco. Y no.
Ahora el alcalde se convierte en nuestro cruzado con una moción de su Partido tan Popular que "garantiza la presencia física" de concejales de la corporación en la totalidad de las tradiciones populares de la capital, ya sean civiles o religiosas ¿Alguien con medio cuarto de raciocinio concibe que para que una estación de penitencia se realice correctamente necesita de representación municipal? Puede ser que sí viendo el tema Catedral.
¿Dónde ha estado el Alcalde estos tres años y medio? Ir a actos (y ni de lejos a muchos) de cofradías no supone defenderlas de nada. Ni las cofradías necesitan más defensa que el respeto. Igual que no necesitan a concejales que se crean Presidentes de la Agrupación, aunque puede que a alguno con sotana también le gustase serlo.
Ahora, viene él con su rostro bronceado y con su discurso de salón a defender a las cofradías de las hordas republicanas. Y esas hordas a asediarlas. Estamos en precampaña electoral y ellos van a lo suyo. Y nosotros, como borreguitos obedientes del socaire político, vamos a su particular matadero, ese donde no se hará un sacrificio como el que pidió Dios a Abraham, precisamente.
Alguien decía hace poco que nunca antes, escuchen bien, nunca antes, se había respetado tanto a las cofradías. Lo decía un dirigente cofrade que me tiene verdadero aprecio (ironía). Si eso es el respeto prefiero que me escupan por la calle, pues me será más fácil defenderme.