Presentó la Hermandad de la Esperanza en el Palacio de Oribe los actos de su 75 Aniversario. El acto, cargado de emotividad, dispuesto en un bonito marco, acompañado por video, música, y palabras con sentimiento, no dejó indiferente a nadie, hermano o no de la corporación del Domingo de Ramos.
Comenzó el acto Don Javier Baena Márquez desde el atril dispuesto para la ocasión. Javier Baena, siempre estuvo y creo que morirá sustentado por ese nervio interior que lo hace caminar cada jornada, si a eso le suman la responsabilidad, esa que por lo menos algunos dirigentes de nuestras hermandades demuestran que les importa, y conocen lo cuantitativo de su peso, nos hizo a ver a un Hermano Mayor consumido por los nervios.
Daba pistoletazo de salida a unos actos importantísimos para una Junta de Gobierno joven, pero que a buen seguro demostrará de largo su valía. Para muestra un botón, en forma de presentación de dichos actos.
Decir que a Don Cristóbal Polonio Pino se le quedó chico el atril, sería hasta insultante para su persona. Hizo suyo el tiempo, el nuestro, y el de seguro muchísimos que ansían por persona así en el atril del Gran Teatro. Su amor por la Esperanza relatado con la pausa del poeta que no necesita rima fácil, dejó paso a un video que nos hizo a todos acordarnos de lo que es una verdadera Hermandad.
Y así, así fue como se presentó el tercer orador en el escenario. Antiguo Hermano Mayor de la Hermandad, persona cabal, para lo que hay que serlo, loco, para lo que tanto nos gusta que algunos sea, curado por el Señor de San Andrés y su Madre de unas dolencias, un susto que a más de uno nos zarandeó en forma de trágica noticia.
Don Antonio Galán Cabrera, no vino más que a clavar la bandera de la palabra Esperanza. Ojos llorosos por recuerdos de antaño, voz entrecortada por los que faltan, y el recuerdo de lo que es Hermandad, Esperanza, trabajo, vocación pura en el compromiso por y con unos Titulares, por Jesús, por su Madre. Esas fueron las únicas armas tomadas por Antonio. Dios te tenga muchos años al lado de esas dos únicas razones, tus dos únicas razones, esos Titulares en los que tú te amparas para que muchos te hayamos conocido, e incluso, algunos te queramos como te queremos.
El Excelentísimo Alcalde de la Ciudad de Córdoba, Don José Antonio Nieto, visto por mi compañero y sin embargo amigo Blas, como un orador de la nada, de la promesa baldía pensada para sacar votos, a mí particularmente me chocó muchísimo. No es normal ver a un Alcalde tan integrado con una Hermandad. Culpa tiene la Hermandad de ello, pues ha sido mucho el trato, la invitación, el cariño puesto en su persona, pero creo que con sus palabras, contando las vivencias personales, rematadas con el recuerdo, para él imborrable, de una levantá a la Esperanza, dejó claro que él también ve a una Virgen Gitana en sus rezos. Creo que estaría tan ensimismado en contarnos sus recuerdos, que no atendió a observar como un sinvergüenza, representante de un partido político, abandonaba el acto, aunque quizá, nunca habría estado allí, como tampoco se le recuerda por haber hecho nada por la Semana Santa cuando tuvo su tiempo.
Javier Baena dijo que “La Esperanza no olvida”. Y esto se lo podrían muchos repetir, aunque alguno tuviera que agachar la cabeza.
De la Esperanza se puede estar hablando horas, días, semanas, meses y años. Según por donde quieran tomar la conversación, La Esperanza, tiene por donde sacar minutos para la discusión, para la charla, para la evocación, para la lágrima.
Lean los actos que se realizarán, a mí forma de ver, ni escasos, ni cargados, ni faltos de chispa, que para mí es muy importante, ni faltos de Esperanza, de lo que es la Esperanza en Córdoba, y sobre todo, pensados en sus hermanos y en ese pueblo, que ya vibra con dos o tres de los mismos, en concreto, con uno en especial. Ver a la Esperanza cuando ya le da la luz en la cara embelleciendo el arco de San Andrés, eso al cordobés, le quita las Penas que su hijo antes, ya nos ha bendecido.
Me despido hasta el martes que viene con una pena en el alma. Me encontré a la finalización del acto con Hermano Mayor antiguo de la corporación por el cual siempre he tenido un especial cariño, para mí, fue un Hermano Mayor que trabajó la Hermandad como pocos en Córdoba, en quizá, un momento a la que la Hermandad le hacía falta.
El Hermano Mayor actual, ha tenido la deferencia de contar en su comisión con los Hermanos Mayores antiguos, y Don Carlos Samaniego, con el cual podemos compartir ideas, gustos, o concreción en determinados trazos de este mundo cofrade, sacó su verde corazón para explicarme que lo más importante de estos actos, lo único que la gente debe de entender, es que no todos tenemos que compartir vida fuera de la Hermandad, a veces con algunas personas es imposible, pero una vez todos en la Cofradía, en la Casa de unos hijos de Dios, y por lo tanto de Dios, no hay que remar más que para un mismo fin, AMOR, CONFRATERNIDAD, PERDÓN, AYUDA, DIÁLOGO, ENTENDIMIENTO, CONSENSO Y RISAS EN EL ALMA, que las Penas, ya nos las da la vida, y las ofreceremos al Gitano, al Calé, al Señor de San Andrés.
Toda la jornada, fue en Hermandad. Todo un viernes para darme de bruces con la realidad de que esas fotos, en montajes fotográficos donde varios hermanos mayores, donde hermanos con quizá diferentes ideas, sonreían juntos. Pena por las muchas hermandades que adolecen de ello. Toda una Jornada, que terminó cuando ya en la cama me dormí con un SPES NOSTRA SALVE.
Fernando Blancas Muñoz