Suspira el querubín entre nubes que tienen forma de clavel, de tallo, de agujas, encajes, brocados y llamadores porque el mundo abajo siempre aparece hasta cuando no se le espera arriba. El cielo está falto de pone flores y capataces parece.
Y el suspiro del alado es suave como una blonda, como el clavel blanco de quien sin saberlo puede que no lo coloque más sobre las jarras que adornan a una Virgen que puede ser engalanada por otras manos con más experiencia en su currículo.
Y el suspiro se traba en los labios del Ángel solo con pensar en quien fue capataz y ahora puede que quiera fajarse y volver a los orígenes bajo el mismo paso que antes mandaba y que ahora otro traje y otro mando zazo lo guía.
Joaquín de Sierra i Fabra
Recordatorio El Suspiro del Ángel: Hermandades imposibles de fusionar, costaleros a sueldo y plagiadores profesionales