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miércoles, 7 de enero de 2015

Enfoque: Quemar Iglesias, expropiar conventos y cobrar el IBI


Blas Jesús Muñoz. De antemano, les digo que el IBI me parece un robo, un atraco a mano armada y legal del estado para cobrarte sobre lo que es tuyo (no piensen que soy neoliberal y sigan leyendo). Si el Estado no fuera o fuese como ese padre ilustrado que nos debe cuidar porque somos pobrecitos borregos ignorantes que no sabemos decidir por nosotros mismos, tal vez, nos iría mejor la película. Tal vez, si el Estado nos asegurara una protección equivalente a la que se otorga en Dinamarca o Noruega, por ejemplo, algunos lo querríamos más. Y, tal vez, si en verdad aspirásemos a tal cosa no se leería tanto tuit ni tanto artículo preocupado por la Iglesia, sus bienes, su racionalización de sus propiedades y, sí, propuestas y proyectos con más sustancia.

A mí, lo mismo un día se me ocurre crear una de esas cuentas fake y propugnar que se quemen ayuntamientos. Hace poco un humorista hablaba de quemar templos si no hay nadie dentro. Eso le parece bien a este Señor (si la parroquia es un atentado estético, como las hay por ahí, quién sabe...). Fuera de bromas, se habla con demasiada facilidad -no confundir con libertad ni nada que pueda cercenarla- de meterle fuego a las cosas, cuando luego la realidad es otra. Pues los que queman neumáticos en puentes suelen ser trabajadores llevados al extremo de la precariedad a los que nadie apoya más allá de las palabras bonitas de aliento, esas mismas que no llevan el pan a casa y que salen por patas cuando la policía empieza a repartir candela -que también eso quema como fuego- y que apoyan en la distancia cuando estás detenido.

Así que, puestos a quemar o a expropiar deberíamos oír a algunos de los que rinden pleitesía a tales postulados hablar, por ejemplo, de incendiar o expulsar de sus sedes, como primera medida ejecutiva, a los socialistas por su gestión de la crisis, a los populares por incumplir su programa, a los del progreso por ser tan tibios y oportunistas y a los unidos nada, que esos ya bastante tienen con lo que tienen. Luego hacer propuestas como las que se aludían al principio para tener un proyecto de país. Y al final hablamos de autofinanciación de la Iglesia, si quieren. Aunque parece que atacar primero la religión es más rentable que abordar los problemas ingentes. A fin de cuentas, priorizar así es imitar a la casta. La mafia, la chunga, ya la tenemos en cofradías.








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