Creo que repetir el halo de esplendor que se pudo comprobar por ejemplo en la Presentación de los Actos del 75 Aniversario de La Paz y Esperanza el pasado sábado, sobra. Repetir, el ambiente que volví a vivir en la igualá de hermanos costaleros el pasado viernes, con el Señor de la Humildad y Paciencia, no sobra, pero se puede dejar a un lado, un tema más importante nos ocupa.
Son 75 años de Paz y Esperanza. 75 años de Humildad y Paciencia. 75 años de personas, y personalidades, personajes de la Semana Santa, que la Hermandad de la Paz nos ha dado, ha concebido para nosotros, descubriéndonos a la persona, descubriéndonos su genio, y a veces, al genio.
Si juntamos persona, buena persona, personaje, PERSONALIDAD, GENIO… El nombre al pensar en la Paz y Esperanza que se nos viene a la mente es el suyo, el abuelo, el maestro, el capataz, el huracán de la magia, la voz cariñosa que mandaba con suspiros del corazón a su Madre.
Por mi Hermano Mayor, Enrique Aguilar, se de buena mano que los actos para el 75 Aniversario han quedado abiertos a nuevos proyectos, nuevos encuentros. ¿Podría ser este uno de ellos? ¿Se podría descubrir, o se podría anunciar en este mismo año una calle a uno de los capataces más grandes de Córdoba?
Siempre nos quejamos, o algunos partidos lo hacen, que por políticas desacertadas, o años precisamente sin democracia, se vivieron tiempos quizá que a algunos hicieron mucho daño. En estos tiempos, algunas de las personas que intervinieron en hechos significativos, se les pusieron calles, se les pusieron efigies. Ambas cosas, han ido desapareciendo y se han ido cambiando por el nombre de otras personas. Creo que ha llegado de momento de hacerlo con un cordobés que ha dejado huella en el corazón de muchos, hasta de los que solo lo pudieron conocer vagamente, y que siempre dejaba un rescoldo de eso precisamente, de amistad, de cariño, de PAZ.
Desde aquí, mi llamamiento, animado por la idea y las palabras de uno de sus costaleros, Juanma, más conocido como “Marmolillo de Córdoba”. ¿Qué hay que hacer para que le pongan una calle a nuestro Capataz?, pues para ellos, sigue siéndolo, y siempre lo será.
Que la Hermandad de la Paz, con la que me pondré en contacto, Hermandades, como por ejemplo Las Penas de Santiago, que siempre han desmostrado su cariño y el gran recuerdo del abuelo, se puedan unir. A través de este blog, poniendo algún enlace donde se puedan recoger firmas para luego poder presentarlas a nuestro Ayuntamiento.
Busquemos la fórmula, a buen seguro, no nos será difícil, ni mucho menos, que se consiga el hecho de que se reconozca a un cordobés de pro, a un gran hombre, y sobre todo, mejor persona.
Desde aquí mi llamamiento, y con el que me despido hasta el martes que viene, hagamos posible el sueño de muchos, el sueño que a buen seguro, su señora Rafi, Rafael, y todos los que se fueron al cielo con él en la última levantá de sus vidas, verán y bendecirán la labor que los hombres podemos hacer aquí en la tierra, recordar, no solo en el corazón, a una persona que al subir al lado del Padre y de su Madre de la Paz y Esperanza, solo hizo volver al sitio de donde bajó a su ciudad, una Córdoba, que tiene de nuevo otra oportunidad de ser grande, reconociendo a los que la han hecho grande.
Fernando Blancas Muñoz
Recordatorio La Chicotá de Nandel: Córdoba está despertando