Aun m'emosiono recordando aquellos conventos que se echaron abajo para poner plazas feas de cojones y más tristes que el entierro de un funerario. A veces, se me escapa una lagrimilla como cuando vivía en Cádiz y me quitaron el Hospital de Mora (como lo lloraba la voz del Chupa en "El Viejo Refranero").
En Córdoba se va a perder hasta el nombre de la ciudad como la Seña Zuzana y el que reparte abrazos y besos no se pongan de acuerdo. Se ha perdido hasta el nombre antiguo de la Nazarena que antes, por lo visto, era del Mayor Dolor. Con esa mirada le pegaba más su nombre de toda la vida.
Se perdieron los nombres de obispos en las calles, menos Fray Albino. Y ya no le tocan agrupaciones a los palios con lo singular que era. No baja una cofradía de toda la vida por la Cuesta del Bailio porque se prefiere ir a la Catedral. Ni salen nazarenos borrachos como uno que leí de Málaga. Hay que ver, con lo chirigotero que era ver a alguno vestir al santo, cubata en mano, o ver a los cofrades salir de las tabernas tarareando marchas y haciendo cambios. Córdoba se está perdiendo y no hasemos nada pa' arreglarla, Señores.
Juan Antonio Martínez Aragón
Recordatorio Desde el Gallinero: Estrenos que nunca debieron producirse II. El doble palio de la Paz