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jueves, 26 de febrero de 2015

Verde Esperanza: Ceniza que atrae, ceniza que aleja



            Siguen cayendo los días del calendario cuaresmal a un ritmo vertiginoso, que casi me asusta. Comienzo a sentir que el sueño hecho realidad está al alcance de la mano, pero a sabiendas de que aún no se puede acariciar.


            En estos primeros días de la cuaresma, resurge en mí un pensamiento que todos los años se me viene a la cabeza. Es esa especie de fiebre que le entra a muchos con autodenominación de origen cofrade, el Miércoles de Ceniza. Todo el año desaparecidos en combate, ajenos al funcionamiento de una Hermandad los 325 días que no son cuaresma, pero de repente las cenizas tienen un efecto muy extraño en ellos. Agitación, prisas, incluso codazos para ponerse los primeros de la fila, una fila que, si bien no existe o habría de existir en una Cofradía, han abandonado el resto del año.

            El otro día, ignorante de mí, aprendí qué significado tenía el de la imposición de la ceniza en los orígenes de las comunidades cristianas. Resulta que era una manera de “señalar” a los pecadores y alejarlos de la comunidad cristiana durante un período de tiempo anterior al Jueves Santo, donde se celebraba una ceremonia en la que se volvía a aceptar a estos pecadores en el seno de la comunidad. Por tanto, eran cuarenta días en los que, quien recibía la ceniza, se reconocía abiertamente pecador e iniciaba un camino de conversión y arrepentimiento.

            Cuánto dista aquello de lo que acontece en la actualidad. Hoy está de moda ir a que nos “echen” la ceniza para luego ir pavoneándose durante la cuaresma. Cuando, en realidad, debería servirnos para agachar la cabeza, reconocernos pecadores y arrepentirnos de lo que hemos hecho mal. Ojo, ello no implica que debamos estar tristes, somos cofrades y el tiempo que ha de venir es por el que suspiramos los 325 días restantes, pero sí es cierto que es un tiempo litúrgico fuerte, de conversión.

            Por tanto, pienso, por no decir sé –que suena un pelín arrogante- que quien viene atraído por las cenizas cuaresmales, se diluirá conforme estas lo hagan durante los 40 días. No sirve para nada ponerse la careta de cofrade en este tiempo, puedes engañar a los que te rodean, incluso soy de los que dice que se puede llegar a engañar a uno mismo, pero Dios nos conoce a todos, y sabe perfectamente qué hay detrás de cada careta. Los “cofraditos” de cuaresma realmente sólo buscan aparentar, o se toman esto de la Semana Santa como un hobbie más con el que rellenar sus vacías vidas. En el fondo de la cuestión, ceniza que atrae, ceniza que nos aleja de Dios…

José Barea.










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