Anoche tuve un sueño. Todo era soledad y silencio en la aldea. Me
acercaba hasta la puerta del Santuario y en mitad de la penumbra, estabas Tú,
iluminada por una luz diferente. Me acerqué a tu reja y te miré a la cara. Tus
ojos se cruzaron con los míos y un escalofrío invadió mi alma. Y te dirigiste a
mí. Me hablaste de la romería, de los peregrinos, de la fiesta y el verso… de lo
agradecida que estabas por el caudal de fe que cada Pentecostés se derrama en
tu presencia, de lo feliz que te hace que se transmita tu semilla de generación
en generación, de que gracias a todo lo que envuelve a tu Divina Majestad, se
haya ido extendiendo por los cinco continentes...
Y también me hablaste de la Verdad, de que el auténtico sendero, es el que conduce al trono en que está sentado tu Hijo, a la derecha de Dios Padre y que nada tiene sentido si no es por y para Él. En ese instante desperté, con tu revelación impregnando mis entrañas y comprendí que Tú eres el cauce para alcanzar el Paraíso, que el néctar de tu sonrisa es el maná que nos alimenta en el peregrinar cotidiano y que el Rocío no es el camino, ni la música, ni el Quema, ni el Ajolí, ni las hermandades, ni la candela, ni el Simpecao… porque el Rocío es la Virgen y lo demás es un cúmulo de maravillosos accesorios que adornan el oasis de tu dulzura, y únicamente la Reina de las Rocinas, es el origen y la causa de todo… el verdadero misterio que conduce a la Gloria de los Cielos.
Y también me hablaste de la Verdad, de que el auténtico sendero, es el que conduce al trono en que está sentado tu Hijo, a la derecha de Dios Padre y que nada tiene sentido si no es por y para Él. En ese instante desperté, con tu revelación impregnando mis entrañas y comprendí que Tú eres el cauce para alcanzar el Paraíso, que el néctar de tu sonrisa es el maná que nos alimenta en el peregrinar cotidiano y que el Rocío no es el camino, ni la música, ni el Quema, ni el Ajolí, ni las hermandades, ni la candela, ni el Simpecao… porque el Rocío es la Virgen y lo demás es un cúmulo de maravillosos accesorios que adornan el oasis de tu dulzura, y únicamente la Reina de las Rocinas, es el origen y la causa de todo… el verdadero misterio que conduce a la Gloria de los Cielos.
El
Misterio del Rocío
se
esconde en pleno Doñana,
donde
el Cielo se ha prendido
de
pasiones desatadas.
El
Misterio del Rocío
es
historia y es semilla,
que
haya lluvia, viento o frío
prende
en la gente sencilla.
El
Misterio del Rocío
escapa
al credo mundano,
es
tesoro florecido,
regalo para el cristiano.
El
Misterio del Rocío
es
un espíritu eterno
que
vive de escalofríos,
y
nace de los adentros.
El
Misterio del Rocío
es
la Divina Señora
que
del Cielo ha descendido,
y
que es el Sol y la Aurora
y
Maná para el gentío.
Guillermo Rodríguez
Recordatorio La Verdadera Historia de la Virgen del Rocío