Estas semanas pasadas estamos viviendo los momentos previos a las elecciones a Hermano Mayor en una de las hermandades más conocidas de Sevilla como es la de la Esperanza de Triana. Están apareciendo noticias sobre reuniones, presentaciones de las candidaturas en distintos lugares a los hermanos,..., hasta últimamente acusaciones entre candidaturas de bulos o de crear falsedades.
Esto, ciertamente crea desazón y hace preguntarse a uno mismo, en lo que se ha convertido algunas de nuestras hermandades, en el cual se lucha por alcanzar el poder sin la más mínima ética ni moral. Da igual montar un "circo" con tal de alcanzar el tan ansiado objetivo de "mandar" en una hermandad, digo mandar porque es algo que les gusta a algunos, en vez de gestionar adecuadamente, hecho debe ocurrir en todos los estamentos de nuestra sociedad. Esto de mandar no lo digo, precisamente por la hermandad de la calle Pureza, sino por otros casos que he podido ver.
Este caso no es un caso muy aislado, porque no hace mucho se vio en otras dos hermandades de tan reconocido prestigio y solera de la ciudad de Sevilla como son la Macarena o los Gitanos. Asimismo, lo he visto en otras hermandades de otras ciudades como pueden ser Málaga o la propia Córdoba, donde los procesos electorales de una simple hermandad, se han convertido en autenticas batallas políticas, en las cuales importa poco el cómo conseguir los votos para alcanzar el fin último que es llegar a ser Hermano Mayor de una hermandad o miembro de la junta de gobierno que rige los destinos de la misma.
Escribiendo este artículo, me vino a la mente un artículo publicado y escrito por el director de "Gente de Paz", Guillermo Rodríguez, en el año 2014, en el cual habla de esto mismo, además de los llamados "gurus" cofrades, que se nutren de "palmeros" o "tontos útiles" que les hacen el trabajo, para ellos obtener la consecución de su objetivo. Hasta hacen igual que los políticos prometen, prometen y vuelven a prometer, hasta como el propio Guillermo comentaba en otro de sus artículos, prometen fichajes en forma de capataces o bandas, para ganar los comicios.
Es verdad que ser Hermano Mayor o miembro de una junta de gobierno de una hermandad, puede abrir muchas puertas socialmente, pero se debe estar a la altura y buscar el beneficio de la hermandad y sus hermanos, es decir, estar al servicios de ellos, y no buscar el beneficio propio. Parece que ostentar la vara dorada es tan deseado para algunos como el anillo de Sauron en el Señor de los Anillos, lo era para algunos de sus personajes.
Realmente, en ¿qué se han convertido algunas de nuestras cofradías por parte de unos pocos? ¿La sociedad actual ha tenido que ver en todo esto? Estas son algunas de las preguntas que me hago sobre todo esto. Pienso que se debe poner orden por parte de las autoridades eclesiásticas en todo estos desmanes que se están produciendo cuando llegan las tan ansiadas para algunos, elecciones. Se debe estar a la altura por parte de la Iglesia, para que no se generalice este tipo de "circos" que montan algunos con tal de llegar al "poder" de una hermandad, "poder" que realmente es la gestión y regir los destinos los años que sean de una hermandad.
Recuerdo una tertulia que ví en un programa cofrade de una televisión local sevillana, en el cual estaban presentes algunos cofrades que habían sido la cabeza visible de una hermandad como Hermanos Mayores. Comentaban que antes, cada cofrade sabía si estaba capacitado para llegar a ser Hermano Mayor de su cofradía o no, pero hoy en día todo el mundo quiere ser Hermano Mayor, sin importarle si está capacitado para ello. Creo que está ocurriendo en algunos casos como la política en nuestro país, que más que servir, vienen a servirse.
Para finalizar este artículo, quiero comentar que esto evidentemente se ha producido en algunos casos, y no en todos los procesos electorales de nuestras corporaciones, pero deja un poco que desear, que se hayan visto en hermandades, que en tiempos no tan lejanos, que han sido ejemplo para muchas, estén ocurriendo.
Juan Evaristo Callejas Jerónimo
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