Juan Evaristo Callejas Jerónimo. El candidato a la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Almuñécar (Granada), Alberto Manuel García Gilabert, ha publicado una carta en la que explica el rechazo de su candidatura en las elecciones a la presidencia de dicho ente agrupacional, por parte de la Parroquia de Almuñécar. Las elecciones a dicho órgano que agrupa a las cofradías de esta localidad granadina se celebrará la próxima semana, en una Asamblea General Extraordinaria de Hermanos Mayores. García Gilabert es actualmente Vice Hermano de la Hermandad de la Resurrección de dicha localidad, así como ha sido Hermano Mayor de dicha corporación.
Seguidamente, podrán leer esta carta abierta a los cofrades almuñequeros, tal y como ha sido publicada.
"Almuñécar, a 26 de mayo de 2015
CARTA ABIERTA AL MUNDO COFRADE
Alberto Manuel García Gilabert
En estos días no puedo evitar recordar con nostalgia cuando era sólo un niño de unos cinco o seis años de edad e iba cada domingo a misa con mi abuelo. El y mi abuela, que tanto me quisieron, me enseñaron a rezar cada día, a ir a misa los Domingos, a seguir la liturgia y a respetar al sacerdote, entre otras muchas cosas. Después de cada misa me decía: “Ahora, después de haber recibido a Dios, vamos a rezarles al Resucitado y la Virgen”. Y como de nuestro propio ritual se tratara, nos poníamos los dos delante de Ellos y les pedíamos uno a uno por cada miembro de nuestra familia.
Así pasaron los años y cada día era más consciente de lo que hacíamos. Pronto empecé con mis catequesis, hice mi Primera Comunión, seguí mis catequesis para prepararme para Confirmación y definitivamente me confirmé. Todo ello lo compaginaba con la actividad de mi Cofradía; he visto a mi familia trabajar, luchar, reír, llorar… año tras año en la que es mi Hermandad. Yo seguía el camino y admiraba la valentía y la fuerza de una mujer única, de la que tanto he aprendido y de la que tanto ejemplo he tomado, mi tia Kina, que Dios quiso llevársela demasiado pronto. En los momentos de flaqueza espiritual, que yo también he tenido, lo que siempre me ha mantenido unido a Dios, ha sido mi Cofradía; ha sido el trabajar codo con codo con personas que perseguimos un mismo camino; ha sido luchar, junto a tu hermano, por un mismo objetivo; sentirte parte de un todo.
A Dios gracias siempre he tenido una gran espiritualidad y desde que me confirmé tenía claro que quería seguir trabajando y colaborando en mi Parroquia. He sido catequista durante 14 años; y he disfrutado participando en grupos de oración, de liturgia, fundando grupos jóvenes, grupos de ayuda a Caritas, recogida de alimentos, muchas y muchas convivencias juveniles. Hemos preparado Eucaristías, oraciones, retiros espirituales, encuentros, altares de corpus, veladas e incluso hasta publicaciones mensuales (nuestro periódico Magnificat). Pero nunca me apartaba de mi Cofradía, era siempre mi punto de partida. Pronto comencé a trabajar en la Junta de Gobierno, desde los 15 años no había reunión a la que no asistiera y no había trabajo en el que no estuviera presente. A los 23 años me hice cargo de ella como Hermano Mayor y he trabajado sin descanso y con pasión hasta hoy en día. No quiero ahora relatar todo lo que un cofrade hace por la que es su pasión, porque lo sabéis de sobra. Sólo os diré que es un mundo con muchos sinsabores pero del que no podemos escapar; una forma de vida de la que sólo un cofrade puede comprender.
Después de mucho meditarlo, al abrirse un proceso aparentemente democrático, decidí presentar mi candidatura a Presidente de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Almuñécar, con el firme convencimiento de que podía aportar al mundo cofrade mucho de lo que a mí me ha dado. Lo hice desde la humildad y el amor, presentando un proyecto lleno de ilusión, madurado en la mente y el corazón y con la única quietud de volver a ponerme al servicio de la Santa Madre Iglesia y de la Parroquia de la que soy feligrés desde mi nacimiento; y de la que me sentía un tanto apartado en el último año. Pretendía realizar un proyecto entre todos y para todos.
Mi respuesta a este proyecto ha sido una negativa; no una negativa del mundo cofrade, no de las Hermandades que lo forman, ni siquiera de la Comunidad. Ha sido una negativa de nuestro Párroco. En su escrito me remite el artículo 25 de los Estatutos de la Agrupación (Adjunto Documento):
“Para ser candidato a Presidente se requiere una especial ejemplaridad de vida y costumbre, una afectuosa relación con la Iglesia y sus pastores, así como un conocimiento de la programación pastoral diocesana…”
El Presidente, en cuya elección no debe contar nunca el criterio del poder o de la influencia social, deberá ser reconocido especialmente por su sentido cristiano y eclesial.
Y me sanciona declinando dicha candidatura al no constatar en sus años como párroco (no llega a dos años) dicha relación con la Iglesia y sus pastores.
Aquí podría terminar mi historia, aquí podría terminar casí treinta años de vida parroquial. Lo ha dicho el Pastor, no tengo relación con él ni con la Iglesia. Y yo como cristiano me debo de callar, si no me callo seré un subversivo que está haciendo daño a la Iglesia.
Pero yo me pregunto, ¿si me callo que seré?. Esta carta está dirigida al mundo cofrade en general, pero también he querido enviar copia a los Vicarios de nuestra Diócesis. Se donde estoy y se las normas que hay que seguir y se que nada podemos hacer. Mi caso podría ser el tuyo y estaríamos en la misma situación, el Párroco manda, el te puede señalar con el dedo para bien o para mal; te puede juzgar o pre-juzgar; y todo ello sin darte una oportunidad de trabajar o demostrar que tal vez pueda funcionar.
A mis 33 años he sido sentenciado al ostracismo cofrade por un párroco que no me conoce y que no quiere conocerme. He sido apartado de la vida parroquial y se me ha declarado no apto. Se me vienen a la cabeza cientos de citas bíblicas que se podían aplicar, pero nada de ello vale. He sido sentenciado y su palabra basta para terminar con una historia como la mía.
Yo seré nada más que una oveja descarriada que hace ruido un día, pero no puedo evitar preguntarme si esta es la Iglesia que había pensado Dios y si esto es lo que nos merecemos los cofrades, que dejamos parte de nuestra vida, de nuestro esfuerzo y de nuestro trabajo en hacer simplemente lo que nos fue encomendado, que no es otra cosa que realizar una catequesis pública para el Pueblo; y que nada sea suficiente si un día te levantas señalado.
El Señor dijo: “Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies”.
Tal vez ha llegado la hora.”