Blas Jesús Muñoz. Aunque no lo crean hace tres años
hubo una campaña electoral en la que la candidatura independiente que
concurría a las elecciones de la Agrupación de Cofradías de Córdoba
propugnaba el afrancesado sistema asambleario frente, a lo que quizá
ellos entendían, como un sistema fuertemente presidencialista. El
sistema -en opinión de algunos- quedó en una muestra de intenciones que,
a la postre, venía a suponer que, si el asunto en liza era espinoso, lo
dejo en manos de la asamblea y salgo con las palmas limpias.
Asambleario para esas cuestiones, aunque parece que no
tanto para que la Imagen Titular de la hermandad del Presidente salga
elegida para presidir el Vía Crucis de las Hermandades. Ni tanto como
para dictar unas normas para la Magna Mariana que, en alguna de sus
máximas, recuerda a los años del blanco y negro, del aceite de ricino o
de las cartillas de racionamiento.
No sabemos si el mandato emana de su autoridad como fuente
del derecho o viene dado por una jerarquía superior. Lo que sí sabemos
es que, en apariencia, es el ente cofrade el que manda en horarios, por
ejemplo, que en el último acontecimiento magno fue incapaz de hacer
cumplir. Sin embargo, en esta ocasión, el asunto adquiere enjundia al
dictar la ropa que hombres, mujeres (y viceversa), costaleros y
"porteadores" (esta expresión me encanta) han de llevar por obra y
gracia de su ilustrado pensamiento.
Parece ofensivo decirle a alguien cómo ha de vestirse
(traje negro o azul marino, camisa blanca, corbata negra o azul marino,
zapatos negros). "El asunto de la corbata para el funeral" parece el
título de una novela detectivesca. Se ve que nadie les ha explicado a
los próceres que el Regina Mater es una procesión de Gloria y que
el color de la corbata es lo de menos en su estricto protocolo
normativo que parece recordar a aquellos gobiernos de izquierdas y su
regulación total del Estado.
En el tema del atuendo femenino la directriz ideológica
parece virar hacia el opuesto. Nada de escotes, nada de tirantes, nada
de falda corta (NO&DO)... Al leerlo recordaba al tristemente
desaparecido Manolo Escobar y aquella copla suya de los toros y la
minifalda (quién sabe si se trata de un homenaje). También recordaba la
última procesión del Corpus (la de 2014) y ciertas faldas cortas y
elásticas, repartidas entre las representaciones de alguna hermandad.
Quiero suponer que se hace con intención preventiva esto último y no con la prepotencia capitalina por "cómo puedan acudir los cofrades de algunas localidades" como algún paleto de la capital ha llegado a insinuar o porque el
regulador esté tan falto de tacto como de protocolo.
"El asunto de imponer la indumentaria a los costaleros",
título de sainete castizo de medio pelo, lo dejamos para el fin de la
segunda parte. El de la tercera será al final de la Magna cuando se
recojan las Imágenes, Esperemos que a la hora que han anunciado.