Comenzaba mi artículo de opinión
de hace justo una semana asegurando que hoy no habría ningún texto escrito en
primera persona sobre el Regina Mater porque, en el legítimo ejercicio de mi
libertad, había tomado la decisión de no estar presente en un acontecimiento
que algunos han tildado de histórico y que indiscutiblemente dejó algunas
estampas para el recuerdo que muchos cofrades cordobeses sólo podremos conocer
a través del vídeo o la fotografía. Y en cumplimiento de lo anunciado, así
será, por la insumisión relatada en mi exposición de hace siete días y porque
desde que comencé a hacer pública mi particular visión de lo que sucede en
nuestras cofradías, en este espacio que lleva el nombre de El Cirineo mucho
antes de que cierta web de noticias nos lo tomase prestado para su sección
morada, jamás he escrito de oídas y no voy a empezar a hacerlo a estas alturas
del cuento.
No obstante, si quisiera
mencionar dos aspectos relacionados con la Magna Mariana, uno que afecta
directamente a Gente de Paz, y otro que incumbe, o debería, al global de los
cofrades cordobeses.
El pasado miércoles les conté lo
ocurrido en relación al reparto de acreditaciones a fotógrafos para el
acontecimiento y de la advertencia que a alguno de ellos se hizo al hacerle
entrega de la que le correspondía, lo que se traducía en que no tendríamos
posibilidad de mostrar a nuestros lectores imágenes desde el interior de la
Catedral. Como no quiero redundar en el mismo asunto, les remito a lo escrito entonces haciendo especial hincapié en el final de uno de los párrafos que
terminaba diciendo: “No las tendremos a menos que "el responsable de
comunicación de la Catedral, que coordina para bien o para mal los medios para
la Magna Regina Mater" (sic) lo evite. En su tejado está la pelota y la responsabilidad
de que semejante atropello no se produzca.” Pues bien, el mismo miércoles
entablamos contacto con el mencionado responsable, José Juan Jiménez Güeto, que
una vez conocida la situación solucionó el absurdo y aportó luz y lógica a todo
este enojoso asunto. Como es de bien nacido ser agradecido, démosle al César lo
que es del César. No sólo quedó claro gracias a su intervención que las
fotografías son propiedad de sus autores y, como no podía ser de otro modo,
pueden hacer con ellas lo que estimen oportuno, incluyendo publicarlas en la
página que deseen, sino que a raiz de nuestro requerimiento, hemos sabido que
se otorgaron acreditaciones sin las ridículas limitaciones que en origen se
plantearon. Excelente su intervención que en justicia toca aplaudir públicamente,
no sin antes recordar, que muchos estamos esperando volver a ver avanzar la
cruz parroquial por los senderos de nuestro humilde espacio de libertad.
El otro sucedido relacionado con
el Regina Mater del que quisiera aportar mi particular visión es la ausencia en
el evento de Isabel Ambrosio, alcaldesa de Córdoba (empieza a serlo con
minúscula) a resultas del pacto de no ganadores que le regaló la vara de mando
hace apenas unas semanas. El sectario panfleto firmado por PSOE, IU y Podemos-
Ganemos o como narices se llamen en esta bendita ciudad, ya dejó claro que esta
sería una Corporación Municipal que no gobernaría para todos los cordobeses (lo
de cordobeses y cordobesas se lo dejo a los giliprogres
del lenguaje), más bien al contrario, puso de manifiesto que este gobierno, con
su alcaldesa no ganadora al frente, lo haría contra una parte de Córdoba, los
católicos, desde el preciso instante en el que el manifiesto impone en su punto
40, la “reclamación de la titularidad
pública de la Mezquita-Catedral y de todos aquellos bienes de uso público
usurpados”, denominando usurpación
a una acción que hasta la fecha ha quedado meridianamente claro que es ajustada
a derecho y así se han pronunciado los tribunales hasta la fecha, a pesar de
las infantiles pataletas del “Califa Rojo”,
y tildando de usurpadores, no a la
jerarquía eclesiástica, sino a la Iglesia, es decir a TODOS los católicos.
Dificilmente se puede conjugar el concepto de gobernar para todos cuando se
insulta a una parte del todo. Señora Ambrosio, la Iglesia no es un ente
abstracto formado por unos cuentos curas y monjas, no es la curia. La Iglesia
somos todos los católicos, todos, los que votan y los que no. No pretenda
engañar a nadie pregonando que quiere ser la alcaldesa de todos los cordobeses,
porque no lo será mientras no retire el insulto suscrito por los tres partidos
firmantes del repugnante panfleto. Me siento insultado como miembro de la
Iglesia, me siento insultado por ser católico, por usted y por sus amigos.
Mientras no se disculpe por ello y retire el insulto, quedará claro que su
gobierno no es para todos, sino contra algunos.
La alcaldesa no ganadora, en
sumisión al documento citado (que en el punto 44 recoge la frase “Impulso al carácter laico y la
aconfesionalidad del ayuntamiento. Se eliminará la obligatoriedad de la
presencia de la institución municipal en manifestaciones religiosas oficiales”)
declinó asistir al Regina Mater con una excusa barata, que en ningún caso
hubiese impedido acudir a ambas citas si hubiese existido la más mínima
voluntad. Partamos de la base de que su antecesor, tampoco estuvo en el Vía
Crucis Magno, es cierto que en aquél caso, ni siquiera se encontraba en
Córdoba, pero su ausencia fue igualmente reprochable. Un alcalde debe estar
donde su cargo así se lo exige, porque representa a toda la ciudadanía, a los
que comparten su pensamiento y a los que no, y un evento que con independencia
de su vertiente religiosa, que no puede alegarse cuando las creencias son
inexistentes, reporta unos incuestionables beneficios económicos y de imagen
para la ciudad que preside demanda su presencia.
Usted decidió no acudir y en este
sentido, permítame que le haga un ruego. Obre en consecuencia, no asista
absolutamente a nada que huela a incienso, pero sea valiente y no mande a nadie
en su lugar. Yo particularmente prefiero ni verla aparecer por ningún acto
cofrade, nada, ni a usted ni a los suyos, los presentes o los pasados,
expresidentes de la Agrupación de Cofradías incluidos. Es altamente
recomendable y coherente que los que firman contra nosotros eviten hacer acto
de presencia en acontecimientos organizados por los menospreciados, porque una
cosa es que te insulten, y que dejen muy claro que van a gobernar en tu contra
y otra muy distinta en que se roce el recochineo queriendo aparentar que te
respetan. La alcaldesa dejó claro el pasado sábado, que no respeta a una parte
del pueblo de Córdoba, a la que no debe considerar potencial votante, visto lo
visto. Hágame un favor y de ese pasito más que concluya en no enviar a ningún
concejal sustituto. ¿Para qué les va a hacer pasar un mal rato si maldita la
falta que nos hace?. Y cuando afloren las cifras de puestos de trabajo que
existen gracias a las cofradías en esta ciudad, o a la generación de riqueza
que se produce cada primavera, vuelva a sacar a pasear al “muchacho de la cera en el suelo y la responsabilidad que le piden al
ayuntamiento los que se caen”… cuando quiera comparamos cifras, verá usted
qué risa.
Recordatorio El Cirineo: Yo tampoco iré a la Magna