Blas Jesús Muñoz. La clave no está en el término
manual, en el verbo destrozar y, ni tan siquiera, en el sustantivo
hermandad. El "tu", tan posesivo y frenético, se convierte en "mí" y
lleva a la palabra hermandad hacia la de cortijo. El ejemplo lo hallamos
en un buen ramillete de cofradías, pero hoy nos centraremos en una que
no pilla tan cerca y puede -solo es posibilidad- que no haga saltar a la
banca, por una vez y sin que sirva de precedente.
Fran
Rivera está acostumbrado a manejarse con los medios de una forma
natural, de hecho -esto es opinión personal- ha conseguido que se hable
de él por cualquier cosa, menos por las carencias que muestra en su
profesión, no ya si lo comparamos con su progenitor (del que usa el
nombre en Twitter), sino con su abuelo. Aunque claro está que Ordóñez está por encima del nivel de casi cualquier diestro de la historia.
Ante
la posibilidad de perder unas elecciones todo vale. Hay quien opta por
tunear las urnas (no piensen en casos recientes, sino en algunos que no
salieron y que un servidor vivió en primera persona, ante silencios
estudiados). En otros casos, se usa el recurso "la culpa es de
Zapatero", como Rivera parece hacer con Alfonso de Julios.
Afirma
no entender el matador cómo llegó a ser hermano mayor. A lo mejor, más
de mil votos lo colocaron en el puesto y despreciar indirectamente a
quienes le otorgaron su confianza, electoralmente no se antoja muy
inteligente. Y esto Rivera debería saberlo, en tanto en cuanto ha hecho
campaña como el político de turno, de la casta de más alcurnia.
Los
vídeos promocionales, las presentaciones-mítines, los recursos, las
acusaciones... está en su derecho, faltaría más. Presentarte a hermano
mayor porque, en su día te peleaste con él... Pero pedir después
respeto, tras publicar en el muro de su candidatura alegatos contra
quien osa mostrar otro punto de vista es tratar al votante, al militante
y al espectador imparcial como a -en el mejor de los casos- personas
poco instruidas, mientras él es el más listo de la clase.