Hace mucho, muchísimo tiempo que las cosas no pintan bien.
Ya, ni las aportaciones económicas, o asistenciales que algunas
Hermandades realizan, sacan a flote al resto.
Gestiones pésimas económicamente, gestiones de yermo, un
yermo totalitario a la marcha de algunas personas de una Hermandad. He
visto Hermandades, donde se metió la mano en el cajón, donde otro luego
le dio otro traguito a la copa, y ya el siguiente, se llevó hasta el
cajón.
Hermandades, donde el yermo, no es ni mucho menos
patrimonial, sino personal. Como en una cápsula temporal, hasta
personas que eran de una Hermandad u otra, podían comprobar como de unos
diez, quince años en adelante, las generaciones de cofrades no se
habían sucedido, donde no había pasado de padres a hijos el cultivo del amor por un Titular. Lo que si había sucedido, era que se habían ido
asqueados, los habían echado, o como es deporte nacional, se criticaba a
una Junta de Gobierno, por mucho energúmeno mental que esté en ella,
pero… desde la barrera, en casos, desde el anfiteatro alto, vaya que nos
salte el toro. Que también hay algún que otro espontáneo que salta al
ruedo, y claro… cogida del toro, y retirada por parte de los que mandan
con la legalidad en mano, para que ya no pueda volver a entrar a una
corrida, unas plazas las Hermandades hoy día, donde la sangre de Cristo
ya no es la única que se derrama, ya los hermanos acabarán por derramar
entre choques con otros su sangre en la arena.
El Norte se perdió ya hace años, miren, lean, y no blogs,
sino ya, crónicas de lo social. Nadie puede vivir en el colchón de
nadie para saber sus más oscuros secretos, esos que no deberían de
dejarle protagonizar nada cercano a la Iglesia, lo grave es que la
Iglesia huye de todas las formas posibles de prensa para temas
escabrosos, y deben de ver, de una vez por todas los máximos órganos de
esta Santa Casa, que si son el fiel reflejo donde mirarnos, los
consejeros de las almas de tantos que seguimos sus hábitos, no es buen
hábito ni proceder el de mirar para otro lado, esconder el bulto, o lo
que es peor, esconder al que ha obrado mal, al que tiene muchísimos
papeles de obrar mal de nuevo, llévese por delante a quien se lleve,
pero a quien se lleva en primer lugar, es al nombre que representa, y
sobre todo, a la Iglesia.
El Norte se perdió, con hasta un Hermano Mayor que hoy sale
en prensa y televisión como supuesto abusador de mujeres. Otros, que no
tienen que ser máximos órganos de Juntas de Gobierno, con una vida
inmoral a todas luces, destruyendo familias, insultando a la confianza
en ellos puesta por sus “hermanos”, y lo pongo entre comillas, porque
ciertos “hermanos”, callan, son cómplices, y entre todos manchamos el
bonito nombre de una Cofradía, una congregación, la Santa Madre Iglesia,
o lo más puro que se pueda tener, que es esa fe que intentamos inculcar
a los más pequeños, que tontos no son, y todo lo ven, todo lo oyen, y
lo que es peor, todo lo comprenden y quizás mañana, puedan decirnos que
fuimos los máximos culpables de lo que allí ocurría o dejaba de ocurrir.
Veo, que no hay nada que hacer. En tiempos en que somos perseguidos, ya a
cara descubierta, con ataques hasta a los Santos, los símbolos de
ciudades enteras, etc, etc, etc. Abogaré con fuerza por las personas,
representantes eclesiales que dieron el do de pecho, que pusieron su
palabra, su obra, alzaron la voz contra todo este mal, esta ola, esta
calaña… porque los hay, y en Córdoba ciudad, conozco unos buenos
ejemplos, lo triste, es que algunos hemos visto que se ha perdido el
Norte, el Sur... y el Este, está por perderse en tiempos venideros, pues
todo va a seguir igual… Al final en algunas Hermandades se va a acabar
como en el Oeste. No el punto cardinal, si no el Viejo Oeste, donde la
ley del Sheriff era simplemente decorativa, y los cuatro brabucones y
matones de señores que se escondían tras ellos, eran quienes mandaban,
abusaban y maltrataban.
Fernando Blancas Muñoz