"El hombre que tiene fe ha de estar preparado, no sólo a ser un mártir, sino a ser un loco"
G. Keith Chesterton
Me van a permitir que hoy no les escriba desde la opinión. Me van a permitir, que me deje llevar por los sentimientos. Sentimientos de devoto, de hermano, de esos que a todos los cofrades nos llenan e inundan en determinados momentos. Porque llegó el día, llegó ese esperado momento, en que Jesús clava su rodilla en tierra y su mano apoya sobre los cuellos de sus devotos costaleros. Llegó ese momento en que lo bueno y lo malo se fusionan, en que atrás quedan polémicas, mal entendidos y recuerdos. En los que nada importa, más que su figura recortando la luz tenue del precioso cielo.
Llegó el momento, llegó ese día en que tan sólo Él es el dueño, en el que Córdoba entera fundida en multitudinario rezo, te devuelve con cariño los favores que Tú has hecho.
Atrás quedaron artículos, trabas y procesos, que intentaron limitar tu historia, tu devoción, cultura y rezos, con marchas paralelas y con políticas de por medio.
Hoy es tu día Jesús, y desde las puertas del río o mirando desde el cielo un San Rafael custodio guiará a tus fieles hasta ese monte Carmelo, hasta esa cuesta bendita donde sentirte torero, donde lidiando a la muerte llegas hasta las puertas del cielo para bajar después victorioso a consolar a tu madre y a redimir a tu pueblo.
Y ya llegó el momento, en el que la luz del sol ilumina tu precioso pelo, saliendo desde la catedral, hermoso y cristiano templo, donde las tres culturas unidas vivieron esplendor eterno. Y detrás vendrá tu madre seguida por todo el pueblo, que por más que le digan laico, es de tradición y rezo y te sigue por las calles hasta tu humilde convento, donde te espera coronada, la reina del monte Carmelo.
250 soles, iluminan este cielo y muchas son las plegarias que te han hecho en este tiempo y mucho los favores hechos tras un pequeño rezo, en la calmada capilla de tu convento.
Capilla de devoción, cordobesa de profeso, a la que tus devotos van con el corazón abierto, con el sentimiento humilde del que pide tras el rezo.
Es esta la historia, de este loco sentimiento, de tu mirada humilde, de tu caído cuerpo, de tu sangre derramada por los pecados nuestros. Y hoy es tu día señor, en el que cual, como antiguos piconeros, tu pueblo te rezará, para hacerte siempre eterno.
Manuel Orozco
Dedicado a nuestra Carmen Acosta, nuestra "Carmeluchi". Seguro que tu Virgen del Carmen querida y tu Jesús Caído estarán disfrutando de tus vivas allí en el cielo.
Recordatorio La Crónica: La Catedral ya es de Jesús Caído