A mediados de octubre de 2015, puedo
decir –otra vez- que la Sevilla Cofrade ha perdido definitivamente el rumbo. Y
no es por el circo que se montó anoche en torno a la decisión de no informar
sobre las soluciones propuestas para arreglar la Madrugá. Quizá la jornada más
mediática del lugar más mediático de la Semana Santa. Por lo que se ve, -a mí
que me registren- hay problemas en los itinerarios de las seis Cofradías que
realizan Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, problemas que se
vienen arrastrando desde hace varios años y que desembocan en situaciones del
todo rocambolescas. Las famosas carreritas del año 2000, que se vieron
reflejadas en distintas ocasiones en los años venideros, unido a retrasos
generalizados, embotellamientos y aglomeraciones por las calles sevillanas, han
hecho que las distintas partes implicadas tengan que sentarse para buscar
soluciones. O no, vaya usted a saber. Total, que en la reunión que tuvo lugar
anoche en la sede del Consejo General de Hermandades de Sevilla se acordó que
no se diera a conocer nada en lo referente a la propuesta para arreglar la
Madrugá a fin de que las respectivas Juntas de Gobierno estuvieran enteradas de
la misma antes que el cofrade sevillano de a pie. Cosa que, a priori me parece
lógica, mucho más que el hecho de convocar a los medios de comunicación para
informar sobre la ya famosa propuesta al final de la reunión, como si se
tratara del fichaje de Leo Messi por el Real Betis Balompié o de Cristiano
Ronaldo por el Sevilla Fútbol Club. Todo ello con el consiguiente enfado de los
periodistas que no pudieron irse a sus redacciones con la exclusiva calentita
para ser publicada al día siguiente y vender más periódicos, o tener más clicks
en su página web.
Contemplo con absoluto estupor cómo
un asunto de la nimiedad de unos itinerarios, unos horarios y un cambio de
calle y pasar por aquí en vez de por allá, o que tal Cofradía pase antes o
después por Carrera Oficial, pueda causar tanto revuelo. A lo superficial de la
Semana Santa se le ha atribuido la categoría de divino, mientras que lo
espiritual queda relegada a la de accesorio de menor importancia. Es la
soplapollez mediática elevada a la potencia de trascendental. He visto al
completo la rueda de prensa que dio el presidente del Consejo General de
Hermandades y el delegado de la Madrugá, no porque me interesara lo más mínimo
lo que se pudiera llegar a decir –lejos está el día en el que vuelva a pisar la
Madrugá hispalense-, sino para escribir este artículo con propiedad. Y la
conclusión que saco es que todas las partes implicadas están perdiendo, si es
que no han perdido ya, el rumbo de una manera preocupante.
Como decía, se eleva a la categoría
de primordial cosas que a todas luces carecen de mayor importancia. Dice un
periodista que el tema de arreglar la Madrugá es de interés público, y tiene
razón, este asunto en el orbe cofrade sevillano da para horas de debate, dimes
y diretes entre los miembros de las seis Cofradías de la jornada, reproches,
zancadillas… Han perdido la cabeza, y permítanme que esta vez escriba en
tercera persona y me aleje de la ecuación. La Semana Santa probablemente con
más relevancia histórica se degrada paulatinamente y a pasos agigantados con
episodios como el de hoy. Queda a las claras que esto de las Hermandades se les
está yendo de las manos. Luego se extrañan que desde el Ayuntamiento de la
ciudad se hagan chanzas de la figura del nazareno, pero es que dan pie a ello
con los episodios surrealistas que se producen día sí, día también. Más que
Cofradías de Nazarenos parecen partidos políticos que luchan entre sí por el
poder, por procesionar lo más cómodamente posible y coleccionar aplausos por
parte de un público que se preocupa más de alabar al costalero, al cambio hecho
en el momento justo o al solo interminable de corneta, que de pararse a rezar
al paso de las imágenes sagradas. Aunque para ello tengan que pisar a la
Hermandad que viene por la calle paralela, provocando parones que ponen en
riesgo la salud pública, con unas calles que rozan la masificación y que son un
hervidero de conflictos, buena cuenta de ello da lo acaecido en la última
Madrugá. Incluso más que partidos políticos parecen equipos de fútbol, con
ruedas de prensa a las que asisten periodistas que se van verdaderamente enfadados
a sus redacciones y a sus casas porque no han podido saber si tal Cofradía
recorta su paso por tal calle cinco minutos o si pasa por la Campana antes o
después de tal otra. La culpa no tiene por que ser del periodista, que es mero
mensajero entre la información y un público que está actualizando Twitter cada
cinco segundos para conocer qué cambios se han producido a nivel organizativo
en la Madrugá. Cofrades que más que eso son hooligans, que simplemente miran
por los intereses de su propia Hermandad en lugar de por una celebración
religiosa centenaria, la sevillana, que experimenta, en mi opinión, sus días
más grises.
Decían, y supongo que aún dicen, que
en Gran Hermano todo se magnificaba. Pues algo así le está pasando a esta
Semana Santa. La admiré durante años e incluso la llegué a vivir en persona en
un par de ocasiones, pero parece que lleva varios años instalada en Gran
Hermano. Cada levantá, buena o mala, cada solo de corneta, cada racheo
costalero en la noche hispalense ha de quedar recopilado de forma audiovisual;
ensayos de costaleros abarrotados, en los que la gente se dedica a cangrejear
delante de unos señores que cargan un armazón de hierro practicando las
coreografías que van a poner en práctica en Campana; cada fin de semana un paso
–en muchas ocasiones, varios- en la calle por decreto, sea Viernes de Dolores,
Viernes Santo, una procesión de Gloria en verano o la Semana Santa 2.0 que
transcurre entre agosto y octubre, periodo en el que desde hace años siempre
hay, mínimo, un paso de los que sale en Semana Santa en la calle en procesión
“extraordinaria”. ¡Jajaja! Se comercializa todo, desde los ya mencionados DVD
hasta los más inverosímiles productos de merchandising de las Hermandades, que
parecen dejar de serlo para convertirse en empresas cuyo fin primordial es el
de generar poder y dinero para elevar el estatus de ciertos personajillos.
Claro ejemplo es la Madrugá, donde la lucha de egos respaldada por los
respectivos hooligans de cada Cofradía viene a resultar en la degradación de la
popular jornada.
Qué quieren que les diga, me apena
enormemente cómo esta gran Semana Santa escupe sobre su esencia una y otra vez,
espectáculo tras espectáculo y circo tras circo. Acertadamente se tildaba de
esperpento la crónica de lo sucedido en la noche de ayer. No sé quién tendrá la
culpa de que ese esperpento se reproduzca una vez tras otra, si las Juntas de
Gobierno incapaces de gestionar correctamente una Cofradía, el Consejo General
de Hermandades que está absolutamente desbordado por las luchas de poder de las
Cofradías, los medios de comunicación locales que tratan a las Cofradías como
si fueran Belén Esteban, o los respectivos directores espirituales que no dan
un golpe sobre la mesa y cortan tanta soplapollez desbordada del cofrade. A la
vista está que haber convertido la Semana Santa sevillana en un espectáculo
audiovisual en la cual prima más lo mediático sobre lo religioso, lo folclórico
sobre lo espiritual y las apariencias sobre los contenidos, ha terminado por
consumir quizá la manifestación de religiosidad popular más importante a nivel
andaluz. Es una obsesión por idolatrar todo lo que no sea
Dios o María: túnicas, bandas, recorridos, horarios, tallados, bordados,
varales, mantos… Al ofuscado cofrade sevillano de a pie, que lo estará porque aún no
sabe la propuesta de la Madrugá, o si la sabe no es de su agrado, y que
probablemente no estará leyendo este artículo, y si lo ha hecho habrá dejado de
leer hace tiempo, le digo que la próxima Semana Santa Nuestro Padre Jesús
Nazareno y María Santísima de la Concepción, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder
y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia
y la Esperanza Macarena, el Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de
la Presentación, el Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la
Esperanza y Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias
procesionarán con toda seguridad en Semana Santa y en la Madrugá Para concluir, les digo que lo que a mí me
parece verdaderamente preocupante es que el 99% de los distintos lugares en los
que se celebra la Semana Santa se sigue mirando en el espejo sevillano para
todo lo relacionado con lo cofrade. Cuidado porque, de seguir la estela
sevillana, vamos camino de un precipicio.