Blas Jesús Muñoz. Como ya les informábamos hace unos meses, el movimiento de martillos, llamadores o capataces -como prefieran denominarlo- sigue su curso imparable y ya son diversas las hermandades que han iniciado movimientos en este sentido. Bien sea por voluntad de la corporación en cuestión, bien por decisión de los titulares de llamador de turno.
Estos cambios se hacen especialmente significativos en la cordobesa Hermandad del Amor, donde hace ya bastantes meses dimitía Francisco Javier Pérez y su equipo de auxiliares al frente de la cuadrilla femenina de la Virgen de la Encarnación de la corporación de Jesús Divino Obrero.
Fuentes cercanas a este medio alegaban a causas diversas para que se tomara tal decisión. No obstante, las mismas derivarían de relaciones complejas entre la propia corporación (o algunos miembros de la misma) con el Consiliario, las cuales habrían derivado en el punto final de esta situación por parte del capataz y su equipo.
Sea como fuere, lo que no es menos cierto es que a apenas cinco meses de la llegada del Domingo de Ramos, la cofradía se halla sumida en una crisis institucional que ya se ha cobrado la suspensión de un Cabildo de elecciones. Hechos que hacen prever un horizonte complejo tanto para la designación de los capataces o los contratos musicales como para asuntos tan relevantes como la puesta de largo de la Hermandad en la calle.
Recordatorio Ilusiones renovadas para la Hermandad de la Cena