Blas Jesús Muñoz. No es una pregunta retórica, aunque haya a quien pueda parecérselo. Tampoco, ni mucho menos, es un deseo personal, sino todo lo contrario. Es una posibilidad meteorológica que, conforme, avanzan los días toma cuerpo y hay a quien, seguro, le alegra el espíritu.
El hecho de que llueva es con natural a las salidas profesionales. Y para los cofrades, que con tanto esmero las preparan, no deja de ser un sufrimiento en mayor o menor medida. Para los de la Esperanza igual que para los demás, si bien ellos han jalonado su Aniversario con actos tan bien resueltos que la salida no debe ser sino un detalle más que sumarles.
Sin embargo, queda un detalle sutil, que no es otro que la dilación estudiada que se ha tomado el gobierno municipal para anunciar que la Alcaldesa será quien imponga la Medalla de Oro de la ciudad a la Virgen de los gitanos. Seguramente, una obligación para ella que, tampoco les quepa duda, o no la habría concedido o no la habrían dejado.
Ahora, tan preocupada de repente por la aconfesionalidad que tanto confunde con el laicismo (se nota que puede que optara por Ética en lugar de Religión), puede que observé como una suerte que la lluvia le haga el trabajo y le ahorre el bochorno para con sus congéneres.
Si yo tuviera que regir los designios de la corporación de San Andrés, ya les adelanto que, por más que fuese un tifón o la tormenta perfecta, cubría bien a la Virgen y a la Alcaldesa aconfesional le hacía pasar el rato y un book para el recuerdo.
Recordatorio Enfoque: Cinco costaleros del Desconsuelo