Mañana, 18 de Diciembre, es la Festividad Litúrgica de la Expectación de Nuestra Señora, en los últimos años, siempre que llega esta fecha, miro hacia Sevilla, que celebra esta efémeride con una agenda de besamanos, que hace que el fin de semana más cercano a el mismo, llene sus calles, tanto de sevillanos como foráneos, dispuestos a besar y presenciar estos actos en honor de cada una de las imágenes de la Santísima Virgen, expuestas para la ocasión.
Recuerdo como hace unos pocos de años, pude estar en la capital hispalense, para presenciar y estar presente en los besamanos previstos para la ocasión. Cargando con mi equipo fotográfico y acompañado de un amigo fotógrafo y cofrade, llegué una mañana temprano de domingo, para disfrutar de un día espléndido, visitando los templos, donde se encontraban cada una de las dolorosas o imágenes de gloria, preparadas para tal evento. Nos acompañaban, también, algunos familiares y amistad de mi amigo, que al final de la jornada, se encontraban cansados -igual que nosotros dos-, después de recorrer muchas calles y templos.
La jornada comenzó visitando a una de las dolorosas más bellas, y no reconocida por algunos cofrades, como es Nuestra Señora de Loreto, titular de la Hermandad de San Isidoro. Hasta este templo llegamos, a pleno corazón de la Alfalfa sevillana, donde pude ver una dolorosa que conocía sólo en fotos, y que en una visita anterior a dicho templo, había visto un poco de lejos. Ahora la tenía delante y pude comprobar su belleza, la belleza de una madre desconsolada, con su Hijo detrás, caído por el peso del madero. Poco a poco, después de llegar nosotros, llegaron fotógrafos preparados para recoger con sus respectivas cámaras, cada detalle del altar preparado para el besamanos, detalles como el avión en orfebrería bañada en oro, que lleva colgado de su mano izquierda, así como algunas insignias por ser la patrona de la aviación.
Otra de las imágenes que visite en su Besamanos anual, fue la Reina de Sevilla, la Virgen de la Esperanza Macarena. Me sorprendió mucho, la cola tan grande que había, después de comentarme mi amigo que era la hora de fotografía, hora en la cual los fotógrafos pueden hacer sus instantáneas. Evidentemente, después pensé, que como le puedes decir a toda la gente que espera desde mucho tiempo, que cierran porque es hora de fotografía. Dos casas más abajo a la basílica, se encontraba el final de la cola. Durante el tiempo que estuve presente en el interior de la Basílica, vi muestras de la devoción que despierta esta imagen entre la Sevilla, que cada año, por este tiempo, o cualquier otro del año, para ver a su "Madre Celestial".
Y de una Reina de Sevilla, a otra de uno de los barrios más conocidos del mundo, Triana. Allí, en su "casa" de la calle Pureza, se encontraba, María Santísima de la Esperanza, a ras de suelo, con su mano extendida, esperando a que sus hijos la visitaran y le besaran su mano. Tan esplendida como siempre, se encontraba la Madre del Cordero Divino, de aquel que provoca las lágrimas de aquellos que presencian su salida cada Madrugá, como observé en una retransmisión del Canal Sur de hace ya unos años. Del Señor de las Tres Caídas pude comprobar y visualizar su nuevo altar, que poco a poco, irá terminando con el tiempo; así como el maravilloso altar que le preparan los hermanos de la Hermandad a su Madre de la Esperanza. En seguida de terminar de recoger con mi cámara cada detalle del altar y de Ella, me puse en cola, para acercarme y estar aunque fuera unos segundos delante de Ella, y besarle la mano.
Por último, en el mismo barrio, me dirigí hasta la calle Castilla, hasta la Parroquia de la O, para ver a esa dolorosa, que me llegó a dentro al verla, por vez primera en persona. Yo antes, la había visto por fotos, pero verla en persona, me gustó, me llegó. Es una de las imágenes de la Santísima Virgen que más me han llegado y de las preferidas. No sé describir lo que siento por esta imagen, y por su "Hijo", Jesús Nazareno, que cada Viernes Santo, salen a realizar estación de penitencia por las calles de Triana y Sevilla.
No fueron los únicos templos que visité aquel día, ya que estuve en otros, algunos de ellos que no se celebran Besamanos, como fue San Andrés, la Anunciación, San Benito, la Capilla del Rosario, la Basílica del Gran Poder, San Pedro o la Colegiata del Divino Salvador, donde en su camarín puede ver la portentosa imagen que tallará Martínez Montañés, el Señor de Pasión. Hay más imágenes en Sevilla con dicha advocación, en las cuales no pude ir.
Este fue mi viaje aquel día, ciertamente, resumido bastante. Después de ver todas esas muestras de devoción que vi aquel día, pienso que en este mundo, la Esperanza es una de las advocaciones de la Virgen que más llaman a la gente.
Finalmente, quiero comentar a todos aquellos que pasan malos momentos en estos tiempos, que la Esperanza, nunca se debe perder, y que con Ellos, Cristo y su Santísima Madre, a su lado, menos.
Juan Evaristo Callejas Jerónimo
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