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martes, 15 de diciembre de 2015

De trama simple: Zapatero a tus zapatos


Allá por 2013, D. Rafael Díaz Palacios, capataz sevillano, en una tertulia comentaba que se estaba “matando a la gallina de los huevos de oro” en referencia a las normas, cortapisas y excesivo control que según su criterio se estaban introduciendo por las diferentes juntas de gobierno sobre capataces y costaleros.

Han sido muy nombrados los estatutos o regímenes internos publicados recientemente por hermandades de la ciudad vecina y que parecen haber abierto una nueva corriente en esta nuestra ciudad, bien es sabido que la idiosincrasia Cordobesa es diferente de la sevillana y que las realidades de nuestras hermandades son bien distintas, desde mi humilde opinión. 

Quizás por altas miras o por adelantarnos al futuro o por no ser menos que las hermandades sevillanas, ya tenemos servido en bandeja de plata un estatuto en líneas similares en nuestra ciudad. No crean que esto de los regímenes internos para costaleros y capataces  es algo  nuevo, pues hace ya años que grandes hermandades cordobesas poseen estatutos y regímenes internos con normativas que recogen al detalle aspectos sobre el mundo del costal, tales como: compostura, uniformidad, obligaciones y deberes de los miembros de sus cuadrillas y de los cuerpos de capataces. Estos estatutos  y su paso a un documento escrito no fueron más que el reflejo en papel de unas formas de trabajo de años que ya se venían realizando con total normalidad.

La diferencia llega cuando se legisla hasta el punto en que los encargados de portar a nuestros titulares y los encargados de guiar a esas cuadrillas quedan reducidos al mínimo exponente, siendo las juntas de gobierno las que albergan todo poder.

Puedo entender que grandes hermandades sevillanas, deban y puedan legislar aspectos tales como la edad de sus costaleros, pues allí hay mucho donde escoger, siendo habitual estar en lista de espera años para poder acceder a sus cuadrillas, ya que al aumentar la esperanza de vida y mejorar la forma física de los costaleros, es habitual que bajo sus trabajaderas se eternicen miembros de las cuadrillas, privando de oportunidades a nuevos aspirantes, pero ¿es esta la realidad de Córdoba?

En vísperas de una Semana Santa intensa, con muchos cambios por hacer y por llegar, esperemos que la gallina sobreviva aunque sus huevos no sean de oro.

Manuel Orozco Estrada

Foto Álvaro Córdoba



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