Recuerdo que cada invierno regresábamos del éxodo cotidiano al hogar de los padres de mis padres. Hace siglos de aquellas Navidades. Hay tanta ausencia y tanta lejanía que la añoranza tiene un altar en mi memoria. Se escapó la infancia por el sendero de los años cumplidos, se fueron las risas cómplices, las canciones, los abrazos, los reencuentros… y ellos… sobre todo se marcharon ellos.
Y aunque el fluir de la corriente adorne de olvido muchos de los rincones del ayer, siempre respiraré su presencia, para ser esencia de mis nochebuenas y las de mi estirpe…
Llenan
mi alma recuerdos
de
otra Navidad,
volver
quisiera a aquellos momentos,
con
la familia unida en el hogar,
volver
quisiera a aquellos momentos
de
felicidad.
Como
la estrella del cielo
que
alumbra el portal,
brillaban
coplas de Nochebuena,
que
se escuchaban por cualquier lugar...
brillaban
coplas de Nochebuena
por
cualquier lugar.
El
tiempo aviva el deseo
una
y otra vez
la
Navidad de nuestro recuerdo
como
un milagro vemos renacer...
la
Navidad de nuestro recuerdo
vemos
renacer.
Siento
que la dicha vuelve
porque
es Navidad
y
que su aroma es rica simiente
que
por mis calles hoy florecerá...
y
que su aroma es rica simiente
que
florecerá.
Y ahora mi corazón
Y ahora mi corazón
siente nostalgia del recuerdo
que habita en mi memoria
la Navidad de otro tiempo.
Guillermo Rodríguez