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miércoles, 9 de diciembre de 2015

El nuevo Altar de María Santísima de la Concepción


Redacción. La Hermandad de las Penas de Santiago ha dado a conocer, a través de redes sociales, el nuevo altar sobre el que se entronizará a María Santísima de la Concepción. Una pieza profundamente estudiada que se muestra divido en "dos partes, visibles y claramente diferenciadas"- como se explica en la información que la propia corporación ha ofrecido-. De tal modo que "en la parte superior, encontramos la representación de tres símbolos concepcionistas, con el fin de resaltar y destacar la advocación de nuestra Amantísima Titular".

Toda la profunda simbología que el ara contiene es desgranada en el texto explicativo, resaltando los elementos que, a continuación, les exponemos, tal y como lo ha expresado la propia cofradía del Domingo de Ramos en un texto pormenorizado publicado en su página oficial:


"De izquierda a derecha observamos la azucena, flor blanca, símbolo de la virginidad y pureza de María Madre de Dios y de su concepción libre de todo pecado. Imagen de la inocencia, belleza espiritual, majestad y gloria". 

Algunos pétalos se representan abiertos hacia arriba como símbolo de su apertura a Dios. Otros se abren hacia los costados, aludiendo a la hija que se proyecta en una maternidad generosa y esencialmente misionera. La unión de todos los pétalos formando una sola azucena representa la fraternidad y unión de todos los hijos de Dios Padre.

La fuente, elemento vivificador y purificador, atributo de la fe, de vida espiritual y de salvación. Fuente de vida de la que salían los cuatro ríos del Paraíso, y elemento concepcionista, al ser su agua más pura, incontaminada, que no ha sido utilizada para ninguna otra cosa. María es fuente de vida.

El sol y la luna. Sol, es el atributo de la verdad, pues todo se revela gracias a su luz. Principio de la vida. Símbolo de la justicia. Luna, nunca se representa llena, como en la Crucifixión, sino recortada en forma de creciente. Insignia de castidad, es la representación de María como mediadora entre la tierra y el cielo, Dios y los hombres. Puede relacionarse también con la participación activa de María junto a su hijo en la Redención Universal.

La parte inferior del altar, se divide en varias escenas que narran distintos momentos de la vida de María.

Nuevamente, de izquierda a derecha, observamos, en primer lugar el Abrazo de san Joaquín y santa Ana en la Puerta dorada. Esta escena es un pasaje descrito en los evangelios apócrifos1. Representa a los padres de la Virgen María, en el instante previo a un abrazo que se presiente inmediato, pero donde los cuerpos aún guardan una distancia, para subrayar el carácter milagroso de la fecundación que dio origen a María.

El lugar, la llamada Puerta dorada, era una de las ocho puertas de la muralla de Jerusalén, y según la tradición judía, la puerta a través de la cual el Mesías haría su entrada a la ciudad. Detrás de los personajes principales aparecen otros, que nada tienen que ver con el suceso, tan solo son personajes de paso en el paisaje.

Este abrazo místico de los esposos ante la Puerta dorada, nos introduce en una escena inmaculista.

La segunda escena representa el instante de la Anunciación2, episodio de la vida de la Virgen María en el que el arcángel Gabriel le anuncia que va a ser madre de Jesús.
El diálogo se desarrolla en el interior de una pobre casa de Nazaret, y la representación capta el instante en el que María, hallada recogida en oración, es irrumpida por el arcángel Gabriel, situado en el extremo opuesto de la composición. Sobrevolando estas dos figuras se distingue una paloma blanca que simboliza al Espíritu Santo, y unos rayos de sol, alusivos al poder de Dios Padre.

Cerca de la Virgen, en la parte inferior del cuadro, una cesta contiene una tela blanca, es una referencia al “tejido del velo del Templo”, mencionado en el Evangelio de Juan. El ramo de azucenas que porta el arcángel, hacen referencia a la pureza, inocencia y belleza de la Virgen María.

En el centro leemos “Sancta Dei Génetrix, Sine Labe Concepta”3 junto al emblema de la devoción mariana, compuesto, sobre fondo adamascado, por las letras A y M entrelazadas. Iniciales de las palabras con las que fue saludada la Virgen María por el Arcángel Gabriel para anunciarle que sería la madre de Jesús: Ave María. Este escudo se encuentra adornado con cuatro camelias, flor que distingue a nuestra Titular cada Domingo de Ramos en su paso de palio. Bajo el anagrama mariano, encontramos el escudo de nuestra hermandad.

La tercera escena representa la Dormición/Tránsito de María, es decir, al momento de la glorificación del cuerpo mediante la definitiva donación de la inmortalidad gloriosa sin pasar por la muerte, al contrario que sucede en la muerte humana, la intervención divina de su Hijo hizo que cuerpo y alma glorificados no se separasen en espera del Juicio Final y ascendieran unidos a los cielos.

La representación, se articula en un interior y se desarrolla en torno a la Virgen, que amortajada, yace sobre una cama. Alrededor de Ella, se encuentran los apóstoles, con gestos de aflicción. San Pedro oficia con un misal al tiempo que uno de los apóstoles sostiene con una mano el agua sagrada mientras con la otra bendice a la Virgen. Un tercer apóstol de espaldas inciensa el cuerpo de María. San Juan, se encuentra situado a la izquierda, sentado, apoyado sobre un libro y significativamente desconsolado, porta la palma del paraíso, símbolo de victoria sobre la muerte. El número de apóstoles no es doce, sino once, pues Tomás, en el momento se encontraba evangelizando tierras lejanas.

La cuarta y última secuencia representada es la Coronación de la Virgen, este momento se presupone inmediatamente después de su transito, María sube a los cielos (Asunción de la Virgen) y allí es coronada.

En la escena se presenta María coronada por la Trinidad, con el Padre a la derecha de los espectadores, el Hijo a la derecha del Padre y el Espíritu Santo en una posición central, figurado simbólicamente como una paloma. Un ángel acompaña a la Virgen portando una rosa, como signo distintivo de la pureza de la que ahora es “Reina del Cielo”.

1 Protoevangelio de Santiago
2 Evangelio de Lucas (Lc 1:26-37)
3 “Santa Madre de Dios, Sin Pecado Concebida”







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