Blas Jesús Muñoz. No hay preludio sin la certeza de la venida, no hay oscuridad sin la penumbra vacilante de la cera -que brilla ardida-; no hay Semana Santa sin Cuaresma ni Cuaresma sin recogimiento ni recogimiento sin una imagen que presida la pasión vivida en el templo interior de cada persona, ni persona que se explique sin la ciudad, ni ciudad que se entienda sin sus devociones.
Este próximo martes día 2 de febrero, la ciudad y sus devotos volverán a reencontrarse con una de sus imágenes más reverenciadas, Nuestra Señora de los Dolores. Será a partir de las 17:30 horas en San Jacinto, cuando los niños y demás fieles puedan pasar por el manto de la Santísima Virgen.
La Cuaresma comenzará a definirse con un acto devocional que trasciende a la propia historia particular de las cofradías, para más allá del Aniversario que ya fue, dar cuenta de una fe antigua, sencilla, que culmina en un acto tan emocional como éste.
Foto Eva M. Pavón