Guillermo Rodríguez. Los rumores y las especulaciones, además de inevitables, han situado a algunos responsables de configurar la jornada del Lunes Santo bajo sospecha. No es que se trate de una jornada fácil de solucionar, pero las miradas y los inevitables culpables ya comienzan a perfilarse en más de dos quinielas y en ocasiones enfocando el dedo acusador en una única dirección. No hay fórmulas mágicas que solventen los horarios de dos hermandades que vienen de la periferia o de otra que presenta dificultades técnicas por no tener cuadrilla de costaleros, pero tampoco situaciones imposibles.
A todo esto, algunos responsables parecen más preocupados por conocer el nombre de quien filtra a los medios, sin caer en la cuenta de que dos hermanos mayores de Domingo de Ramos y de Resurrección ya se dejaron caer en la prensa local con declaraciones que desvelaban ciertas cuestiones objeto de negociación en el momento de ser pregonadas. Como tampoco parece que les moleste, al menos en público, el presunto tono de suficiencia del responsable inmediato en la materia que, hasta la fecha, tampoco ha sido capaz de ofrecer una solución que convenza a los implicados.
Para ponerles en antecedentes, la solución a la jornada del Lunes Santo parece insalvable a estas alturas, entendiendo como tal que todas las hermandades accedan a la Catedral evitando sucedáneos que a fin de cuentas representarían poco más que un "ir por ir" sin mayor sentido que el mero paseíto y la foto bajo la torre. A expensas de futuras reuniones y si nada logra remediarlo (generosidad incluida), el punto en el que estamos es que la mayoría de las cofradías no accederán al mayor templo de la Diócesis, sino únicamente al Patio de los Naranjos. Una situación que se debe en gran medida a las dificultades que entraña una jornada con dos corporaciones muy alejadas del templo, Huerta de la Reina y Zumbacón, cuyos dirigentes, dicho sea de paso y llegado el momento, deberían explicar a sus hermanos si merece la pena plantarse a las puertas del Paraíso sin llegar a poner los pies en la Tierra Prometida, y con el problema añadido, que algunos parece obviar, del mantenimiento de la carrera oficial, con los ajustes horarios a que ello obliga.
Por otra parte, la Hermandad de Ánimas está condicionada por las medidas de sus pasos y la maniobrabilidad de los mismos derivada de la ausencia de costaleros. Sin olvidar que una de las soluciones planteadas implicaba que la cofradía de San Lorenzo desviara su recorrido por Doctor Fleming, opción que no contempla la institución. De tal modo que pudiera darse el caso de que fuese la Vera Cruz la única hermandad que accediera a las naves catedralicias si bien cabe la posibilidad de que una o dos más decidan finalmente adentrarse en el templo, con acuerdo o sin él.
Este miércoles debería encontrarse una situación satisfactoria para todas las partes, aunque por lo visto hasta la fecha parece que ni será sencilla y puede incluso que no la haya. Del mismo modo que no descarten otros intentos posteriores que permitan una solución in extremis. En estos momentos, créanme si les digo que podemos esperar cualquier cosa. Sea como fuere, si la solución no llega o si el Lunes Santo queda reducido a un remedo de lo que debería, no les quepa duda de que los responsables del presunto despropósito deberán aguantar la vela que les corresponda.