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lunes, 11 de enero de 2016

La Chicotá de Nandel: No tengo nada que decir


Decía el gran Camilo José Cela, “para escribir sólo hay que tener algo que decir”.  Si hiciera caso a este genio literario, o genio a secas, yo ya me habría ido de este Blog hace tiempo, cosa que muchos me han pedido por amistad, otros han deseado por enemistad, y yo, llevo varias veces pensado hacer, porque hay días, semanas, en que uno quiere ya un descanso, uno pide callar, no hablar más. ¿Por qué no hablar más? Pues porque no tengo nada que decir, no tengo nada que quiera que los demás me escuchen decir. Estoy ya enervado de muchas cosas, y aquí no cambia nada. El iluso quizá era yo cuando pensé tiempo atrás, que contando las barrabasadas se iban a arreglar las cosas.

Algunas veces creen ofenderme por algún que otro pensamiento, como llamo yo a mis artículos de opinión o chicotás, como prefieran. Creen que voy a callar o voy a no hablar más de un tema espinoso para ellos, pero me da exactamente igual, por no decir otra expresión más fuerte.

La vida solo me ha enseñado que hay que ir rodeado de personas a las que por lo menos, creas por lo que son, por lo que han hecho, o por lo que te han demostrado a ti. Intento estar pegado a ellas en mis ratos libres, ya que los que no son de ocio, te acercan por deber a otras personas con las que no tienes por qué tener un apego emocional o una amistad.

Me decía el otro día un amigo gallego, que cuando vino a Andalucía “flipó” con muchas cosas, entre ellas, el contacto físico que tenemos al saludarnos, lo afectuosos que somos. También me dijo que “flipaba” con que a los cinco minutos, ya uno te quería como si fueras su amigo de toda la vida, y que al día siguiente, te presentaba como a su amigo del alma. Y es que a veces, de fuera han de venir para hacernos ver cómo somos.

Todos tenemos amigos y gente de fuera de las Hermandades, y en ocasiones, sueltan unas cosas que tú te puedes tomar a risa o cachondeo, pero que cuando las bien piensas, dices, pues lleva este razón, y hasta ahora no he visto lo ridículos que somos, o qué bien hacemos esta cosa sin que nosotros nos demos cuenta, como aquí es normal de tantos años.

El caso es que un amigo que no es cofrade, PERO RESPETA, por lo cual no creo que sea de ningún partido de los que mandan en la ciudad de Córdoba, me decía: “Fernando, he leído en tu Facebook cosas que me parecen fuertes a más no poder. Unos insultos, unas expresiones, vaya cofrades y cristianos de pacotilla que estáis hechos”.

Se refería mi amigo a la batalla que hay por el invento que han puesto en una Hermandad,  que ya lo avisé, esto, no iba a traer nada bueno. De bueno ha traído que quizá, y digo quizá porque ya nada es seguro, vaya a tener amigos engrosando la lista de capataces de la ciudad, siguiendo su formación como capataz, y si lo consiguen, me refiero a llegar al templo, van a obtener un cum laude en esta profesión, este oficio que es el ser capataz.

Ya me está dando miedo hasta lo de la Catedral, porque ya no sé si vamos a liarla, que probabilidades hay, o nos la van a liar, que viendo el 5 de enero, más probabilidades hay aún. Cualquier cosita son capaces de hacer, y si no directamente los que están sentados en los sillones de Capitulares, si algún secuaz con otros sumisos que puedan estar bien organizados. Tipo como la que se forjó y armó en la “Madrugá” sevillana de aquel año fatídico entre carreras, desinformación y pánico.

Vienen malos tiempos para los creyentes, ya no hablo ni para cofrades, ni para grupos religiosos, creyentes, con que se tenga fe ya es suficiente para que te maltraten en tus creencias. Vienen y ya están aquí los malos tiempos, no hay por qué esperar.

Si seguimos a los tiros, a las balas, a las escopetas con necedades como las gestoras y demás, nos vamos a ver fracturados desde dentro, hasta perdiendo las formas unos con otros, llevando o no llevando razón, pero la imagen que se da fuera no es la óptima para un grupo cristiano. Yo entiendo a unos, pero también entiendo a otros, no en sus formas, pero si en su mensaje, y es que amigos, ya se cansa uno de poner la otra mejilla, que alguno ya tiene la cara partida.

El mensaje es bien claro en algunos. Y en otros como yo, quizá mañana, quizá dentro de poco, haciendo caso a Don Camilo José Cela, dejaré de hablar en este Blog por no tener nada que decir, por ir a lo mío, pasar de todo, aunque vea que se destruyen años y sentimientos, esfuerzos de personas y patrimonio de nuestra cultura y nuestra fe. Quizá llegue el día en que callar sea la mejor de las opciones. Quizá llegue el día en que sea mejor dejar de escribir.

Fernando Blancas

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