No soy persona de nostalgias y no echo de menos la Semana Santa antigua porque hay poco que echar de menos y mucho que echar de más. Tampoco echo de menos el carnaval de antes y los chillidos de Martín que nunca pasan de moda y si no miren a los Carapapas. Pero sí que al escuchar a Los Cobardes me he dado cuenta que echaba de menos a Ares. Y no un poco porque es casi de mi generación, sino porque es el único que llama a las cosas por su nombre y su música es tan así que me lleva a Cádiz a mis años de estudiante. Y lo echo de menos a él y a los cofrades grandes.
Sí echo de menos a Juan Villalba como Tino Tovar a Ángel Subiela y como Martínez Ares a Carli Brihuega. Seguro que con él las negociaciones se hubieran resuelto en diciembre y no tendríamos en febrero que estar enterrando la sardina de la Catedral. Al ritmo que vamos es más fácil que el arganboy del Soe y el de la coleta pacten que un acuerdo decente. Pero da igual porque aluego podemos echarle la culpa a la Alcalda aunque ella este pensando en sus fallas y los de abesé leyendo Gedepé cada noche pa' coger ideas.
Juan Antonio Martínez Aragón
Recordatorio Desde el Gallinero: La Alcalda maldijo al capataz